domingo, 11 de enero de 2015

CALAREJO DE LOS VILLARES Y COLLADO DE ROBLEHONDO POR LA CAMPANA Y LOS PARDALES (SIERRA DE SEGURA) 10-01-2015



Sensacional ruta por otro rincón mágico de la Sierra de Segura, salvaje, inhóspito, intrincado, a la sombra de los espectaculares cortados de la que posiblemente sea la montaña más señera y emblemática de éste Parque Natural, las Banderillas.
Recorremos la cuenca del arroyo de la Campana, tributario del Aguamula y ascendemos a una cuerda muy escarpada y de gran belleza, el Calarejo de los Villares, para llegar al precioso collado de Roblehondo, lugar de paso casi obligatorio para ascender a las Banderillas desde el Valle del Guadalquivir. El regreso lo realizamos por el sendero de la Casa Forestal de los Pardales, el cortijo del Mulón y el río Aguamula.
Pero antes de nada hay que advertir que la subida que realizamos desde las ruinas del Cortijo de la Campana hasta la caseta del Calarejo de los Villares es muy difícil e incluso peligrosa, fruto de la improvisación, trepando la mayor parte del tiempo por un terreno muy escarpado, buscando pasos entre altas paredes calizas. Posiblemente haya una forma más fácil de hacerlo, pero ésta fue la que nosotros encontramos sobre la marcha.

El punto de partida de ésta ruta se sitúa en la Casa Forestal de los Bonales, en la pista del río Aguamula y a escasos metros del antiguo control y la piscifactoría de Aguamula, y a la que se accede por la pista que pasando por los Llanos de Arance recorre las colas del pantano del Tranco.

Comenzamos a caminar por la pista hacia el SE, acompañando al río Aguamula. En 1 kilómetro aproximadamente nos salimos por un camino a la derecha, al Sur y cruzamos el río por unos troncos puestos al efecto ,a modo de puente. Unos metros después vadeamos el arroyo de la Campana que en éste punto tributa al Aguamula. Caminamos por una zona llana, que fueron viejos bancales de cultivo y árboles frutales. Pasamos junto a las ruinas de cortijos, llamadas en los mapas la Casa de las Tablas.
Seguimos el sendero que hacia el Sur remonta el arroyo de la Campana por su orilla izquierda, la derecha en el sentido de nuestra marcha. Tenemos a la inconfundible Piedra del Mulón a nuestra izquierda y el sendero se bifurca, a la izquierda iría al cortijo del Mulón y nosotros tomamos el ramal de la derecha, que hacia el SO comienza a ganar altura mientras se aleja del arroyo.
Llegamos a unas ruinas entre bancales, se encuentran en el barranco Majal de Pino, por lo que al no encontrar referencias en los mapas de dicho cortijo he decidido bautizarlo así, como el barranco. Entre los bancales el sendero es inexistente, pero si los remontamos hacia el Oeste y luego vamos virando hacia el Sur al final lo reencontramos bien definido.
Vamos teniendo espectaculares vistas de los altos farallones de las Banderillas ,de toda la cuenca de la Campana y de la Piedra del Mulón. Hacia el Sur y ascendiendo de forma progresiva, pasando por tramos espectaculares entre paredes rocosas ,el sendero nos lleva a las ruinas del Cortijo de la Campana, emplazado en un fantástico paraje.
A partir de ahora el sendero cuesta mucho seguirlo, lo que eran antiguos bancales de cultivo ahora es un joven bosque mixto de encinas y pinos, pero seguimos hacia el Sur para ir virando hacia el Este, pasando por una fuente. Remontamos la fuente y salimos a una explanada.
Ahora comienza el experimento lo difícil y arriesgado. Suponemos que el antiguo sendero continuaría hasta conectar con el collado de la Cierva, los Pardales o quizá tirara hacia el Aguarrocí; no lo sabemos ,pero en otra ocasión lo investigaremos.
Nos encontramos bajos las espectaculares paredes y agujas septentrionales del Calarejo ,entre el Morro de los Tornajos y el Cerro del Calarejo. Primero hacia el Sur y luego al Oeste vamos “escalando” hasta llegar a la cima de la cresta que veíamos desde el Cortijo de la Campana, pero aquí no acaba la cosa, hay que seguir trepando, buscando pasos por la cresta y de nuevo vamos virando hacia el Sur. A veces hay que descender unos metros para buscar un paso mejor, pues nos hemos quedado encerrados en un callejón sin salida. Finalmente llegamos a un terreno más afable, nos queda un cresteo bastante más cómodo hasta llegar al ruinoso refugio del Calarejo.
A pesar de su modesta altitud y de su situación entre altas sierras ,las vistas que ofrece éste refugio son sencillamente espectaculares. Ya estuvimos en otra ocasión en éste lugar y yo personalmente quede profundamente enamorado de él, la imagen que nos ofrecen las cercanas Banderillas es sobrecogedora.
Queremos ahora llegar al Collado de Roblehondo, de la forma más directa posible, para no tener que dar un rodeo de muchos kilómetros y tenemos un escollo por delante, descender al collado de la Cierva por los cortados que nos separan del mismo. Otra opción sería tomar el sendero que nos lleva a los Villares y desde aquí tomar el sendero a Roblehondo, pero como he dicho, el rodeo sería considerable y los días aún son muy cortos para tantos kilómetros. Así que nos arriesgamos y buscamos un paso, aunque dimos una pequeña vuelta para encontrarlo, vaya suerte, lo encontramos, un paso “natural” que comunica directamente el Collado de la Cierva con la caseta del Calarejo. Es una especie de canuto, un poco empinado pero que se desciende de forma relativamente cómoda.
Desde el Collado de la Cierva tomamos un sendero que hacia el Sur nos lleva de forma muy cómoda hasta el de Roblehondo, atravesando el Calarejo de los Nevazos. Este sendero es a veces un poco difuso y se puede confundir con veredas de ganado, pero al final tanto el uno como las otras nos llevan al mismo sitio.
El magnífico Collado de Roblehondo fue el lugar elegido para descansar un rato y comer, mientras disfrutamos de las grandes panorámicas que nos ofrece, tanto de la cuenca del Borosa como la del Aguamula.
Emprendemos la marcha tomando el sendero que comienza a descender hacia el Este y que tras pasar el barranco de la Campana vira hacia el Norte, caminando bajo las espectaculares paredes de las Banderillas. En breves metros llegamos a una bifurcación, a la izquierda nos lleva a la cercana Casa Forestal de los Pardales. Nos acercamos a la misma para disfrutar de tan paradisíaco lugar , pocas casas o cortijos se encuentran en un paraje tan fantástico, dominando el valle de la Campana , los Calarejos de los Nevazo y los Villares y a la sombra de las Banderilllas. Regresamos a la bifurcación y ahora seguimos al NE, descendiendo hasta el Collado de Linarejos.
Desde el Collado de Linarejos seguimos el sendero hacia el Norte por el lado izquierdo del Alto de la Campana y el Cerro de las Cocotas y muy cerca de las cumbres. En un collado el sendero cambia a la ladera derecha, comenzando a descender de manera más brusca y dejando a nuestra izquierda los Marjales del Mulón. El sendero va cambiando de dirección, hacia el Este y entra en una zona de olivos y bancales. Aquí el sendero es difuso, se pierde entre los abandonados olivos. Pero vamos descendiendo hacia el Este hasta llegar a las ruinas del cortijo del Mulón.
Desde el cortijo del Mulón tomamos el sendero que al Sur, SE nos desciende hasta la orilla del río Aguamula. Hay un tronco para vadearlo, pero esta mojado y es muy escurridizo, por lo que decidimos descalzarnos y vadear sus frías aguas.
Llegamos a la pista del Aguamula y solo nos resta caminar por la misma hacia el NO durante unos 4´5 kilómetros para llegar al punto de inicio, la Casa de los Bonales.










Comenzamos con las primeras luces del día a remontar el arroyo de la Campana. Dejamos la Piedra del Mulón a nuestra izquierda.

Y las vistas de las Banderillas serán una constante durante toda la ruta.

El sendero que nos lleva al cortijo de la Campana es precioso.


Algunos pasos son espectaculares.


Las crestas y agujas septentrionales del Calarejo, por donde vamos a subir.

Ruinas del cortijo de la Campana con  Majal Alto de fondo.

Fuente cerca del cortijo de la Campana.

Lo que nos espera lo vamos viendo más cerca.

El ascenso al Calarejo es por ahí.

Lo vamos encarando.

Pepe, todo un señor ante las Banderillas.

Uffff, esto se empieza a poner interesante.

Pepe haciendo equilibrios....

...y Miguel suplicando que se acabe la subida.


El gran Perico satisfecho ante éste primer tramo de subida, pero ésto no ha terminado aún.


El Aguarrocí y la Sierra delas Villas.

Otro estrecho canuto de subida.

El Tranco.

Y tras un más o menos cómodo cresteo  divisamos la caseta del Calarejo.

Eufórico tras la gesta.

En el interior del refugio en ruinas.

El refugio y las Banderillas.

Cueva del Puntal y las Villas.

Las afiladas crestas del Calarejo de los Villares. Sierra Mágina al fondo.


Imposible cansarse de fotografiar una montaña tan bella.


En el Collado de la Cierva tras descender por un paso entre esas rocas.

Collado de la Cierva y las Banderillas.


Vamos dejando atrás el Calarejo.


Y seguimos el sendero que a través del Calarejo de los Nevazos nos lleva hasta el collado de Roblehondo.



El collado de Roblehondo.


Peña Plumera ,la más espectacular de las Banderillas.

Llegando al collado de Roblehondo.


Cuenca de la Campana.

Perico en el collado de Roblehondo.

Barranco de la Campana, su nacimiento.

Espectacular sendero bajo los cortados de las Banderillas, camino de los Pardales.

Los Calarejos.


En la Casa Forestal de los Pardales.

Increíble paraje.



Peña Plumera desde el collado de Linarejos.

¡Impresionante!



Crestas septentrionales del Calarejo de los Villares, aquí se aprecia por donde ascendimos al mismo.

Sierra de las Villas.

Valle de la Campana y Sierra de las Villas.

Descendemos hacia el cortijo del Mulón.


Aún las Banderillas nos tienen que regalar bellas estampas.

La Fresnedilla y el Recó de Aguamula.


La Piedra del Mulón.



Cortijo del Mulón.










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