Impresionante
ruta mañanera improvisada sobre la marcha en el parque natural de
Despeñaperros. El objetivo de la misma era disfrutar de la berrea de
los ciervos y vaya si lo hicimos; los roncos bramidos de éstos
ungulados resonaban en cada barranco, loma y bosque de estas sierras,
a veces a pocos metros de nosotros. De vez en cuando nos regalaban su
presencia al igual que hicieron una solícita piara de jabalíes ,
donde un gran macho armado de impresionantes navajas llego a dejarnos
paralizados con sus resoplidos y gruñidos sin dejar de mirarnos
hasta que después de unos casi interminables segundos corrieron en
estampida.
El
recorrido se desarrolla en unos increíbles y sorprendentes parajes,
parece mentira que éste diminuto parque natural pueda aún
asombrarnos. Lástima que la escasa luz, ya que empezamos a caminar
en noche aún cerrada y a que el día estaba muy nublado, unido a la
mala calidad de la cámara y el fotógrafo originan un reportaje que
no hace en absoluto justicia al entorno.
Desde
las Correderas remontamos el arroyo del Vivero hasta las ruinas de la
casa de la Huerta de Juan Santos. En los más altos bancales de la
vieja huerta ascendemos por el arroyo de Juan Santos hasta que
salimos a una pista cortafuegos, la cual seguimos hasta lo que queda
del histórico castillo de Castro Ferral, mudo testigo de las
refriegas por aquí acaecidas entre “moros y cristianos” y de la
gran batalla de las Navas de Tolosa.
A
continuación seguimos por pista forestal camino del Collado de la
Aviación para un poco antes de llegar a dicho paraje descender por
el intrincado, abrupto y bellísimo barranco del arroyo de los Arcos
y terminar esta ruta circular en las Correderas.
Hacia
el sur primero y oeste después tomamos el carril que nos lleva en
pocos metros al puente sobre el arroyo del Vivero, muy cerca de la
antigua autovía. Antes de llegar al puente bajamos al cauce del
arroyo y comenzamos a remontarlo, unas veces por su orilla derecha y
otras por la izquierda. Éste tramo no es dificultoso y vamos
disfrutando del bosque galería del arroyo con algunos árboles
bastante vetustos.
Casi
sin darnos cuenta llegamos a los viejos bancales de la Casa de la
Huerta de Juan Santos, es el momento de abandonar el cauce del arroyo
y subir hasta las ruinas de la casa.
Haciendo
un alarde de imaginación no cuesta evocar este idílico paraje en
sus buenos momentos; muchos bancales de cultivo ocupan el lecho
bastante llano del arroyo de Juan Santos, mientras que el agua del
mismo eran desviadas por una ingeniosa acequia y tras aprovecharla
para el riego, la sobrante tributaba directamente al arroyo del
vivero. La casa contaba con una buena alberca a la cual llega agua de
una fuente.
Seguimos
hacia el oeste por el carril que llega hasta la casa, pero en pocos
metros cuando el mismo cruza el cauce del arroyo de Juan Santos, nos
salimos campo a través remontando dicho arroyo hacia el noroeste.
Salimos
a una pista cortafuegos, la cual seguimos hacia el norte. Nos
desviamos de la pista un momento para ascender a una pequeña meseta
que tenemos a nuestra izquierda con el objeto de ver si teníamos
suerte con la vista de venados.
Descendemos
de nuevo a la pista y llegamos a un cruce de carriles. Nosotros
seguimos por el cortafuegos que tenemos enfrente al noreste para en
muy fuerte ascenso llegar al cercano castillo de Castro Ferral .
Tras
descansar un rato y disfrutar de las magníficas vistas de este
emplazamiento continuamos por el cortafuegos , al noreste. En pocos
metros llegamos a un cruce de pistas forestales ;al sureste
llegaríamos en 6 kilómetros a las Correderas, al oeste iríamos a
Miranda del Rey y la que tomamos nosotros ,al norte lleva al Puerto
del Muradal, Magaña, Valdeazores y al el Collado de la Aviación.
En
menos de 1 kilómetro sale a nuestra derecha un carril señalizado
como “Collado de la Aviación”, el cual tomamos. Tras caminar
durante casi 2 kilómetros por éste carril y un poco antes de llegar
al Collado de la Aviación nos salimos por otro carril a la derecha,
éste de mucha menor entidad. En pocos metros nos salimos campo a
través por un pinar hacia el sur. Llegamos a unos afloramientos
rocosos y tras pasar por la base de los mismos descendemos
acusadamente por una zona muy enmatojada hacia el sur suroeste en
busca del arroyo de los Arcos.
Tras
llegar a dicho arroyo descendemos por su fantástico lecho. Un poco
más abajo damos con una vereda que nos facilita el descenso y que
poco a poco nos va alejando del lecho para buscar la pista que desde
Castro Ferral lleva a las Correderas. Tras llegar a dicha pista ,solo
resta descender por la misma hacia el sureste durante algo más de
1,5 kilómetros para finalizar la ruta.
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Comenzamos a caminar con la noche aún cerrada. |
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Pronto comenzamos a caminar por el cauce del arroyo del Vivero... |
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...imaginando la belleza del mismo. |
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Pasamos por lo que parece una cata de mina. |
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Amaneciendo llegamos a los bancales de la Casa de la Huerta de Juan Santos. |
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Vieja maquinaria que parece un molino de agua. |
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Restos de la casa de Juan Santos. |
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Alberca. |
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Acequia que desvía las aguas -cuando las lleve- del arroyo de Juan Santos. |
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Remontando el arroyo de Juan Santos. |
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Desde una pequeña meseta a la que ascendimos divisamos el cercano castillo de Castro Ferral. |
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Por el pendiente cortafuegos que nos lleva a Castro Ferral... |
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...desde donde obtenemos inmensas panorámicas. |
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Lo poco que queda de Castro Ferral. |
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De nuevo de los pinares se obtienen recursos económicos tradicionales y sostenibles, en éste caso la resina. |
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Comenzamos a descender hacia el arroyo de los Arcos. |
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Precioso arroyo encajonado entre afloramientos rocosos. |
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Pozas... |
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...y pequeñas cascadas, cuando lleve agua claro está. |
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Tomamos una vereda que poco a poco nos aleja del cauce. |
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Bellísimo barranco. |
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Ya vemos la autovía cerca, preludio de que ésto se acaba. |
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Por pista forestal caminamos los últimos metros para llegar... |
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...a las Correderas. |
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