domingo, 25 de diciembre de 2016

EL OLIVICO, CERRO CUEVA DEL PUNTAL, CALAREJO DE LOS VILLARES, COLLADO DE ROBLEHONDO, LOS VILLARES, RÍO BOROSA (SIERRA DE SEGURA) 24-12-2016


De nuevo ascendemos al Calarejo de los Villares, arisca y afilada cresta rocosa al Noroeste de la Banderillas y en cuya parte más elevada, a 1.613 metros de altitud, se sitúa una antigua caseta de vigilantes, hoy en ruinas. La continuas vistas panorámicas a lo largo y ancho de casi todo el recorrido y sobre todo desde la cima del Calarejo, (de una gran parte de éste Parque Natural: de la parte más salvaje de la Sierra de Segura, las altas cumbres de la Sierra de la Cabrilla, Sierra del Pozo, Los Agrios, Sierra de Cazorla, al alcance de la mano la Sierra de las Villas, el valle del Gran Río y el Embalse del Tranco a nuestros pies...), hacen de éste ascenso uno de los imprescindibles en la Sierra de Segura.



Pero coronar ésta cumbre no es nada sencillo. La manera más fácil de hacerlo es por la abandonada aldea de los Villares, desde donde parte una senda que atravesando una zona que fue pasto de un incendio llega hasta la caseta del Calarejo. Ésta senda está muy estropeada e incluso perdida en algunos tramos , pero ahí está. Nosotros en ésta ocasión elegimos un ascenso bastante más complicado, donde hay que buscar un paso entre la formidable muralla pétrea de la cara Noroccidental del Calarejo y con ayuda de las manos en algunos puntos, atravesarlo, hasta salir a la senda aludida anteriormente, para por ella, recorrer los últimos metros de ascenso. En el descenso al Collado de la Cierva también hay que buscar un paso entre las rocas y realizar pequeños destrepes.




Comenzamos a caminar desde donde se inicia la archiconocida ruta del Borosa, cerca de la Piscifactoría y del Centro de Visitantes del Río Borosa. Allí hay un gran aparcamiento donde estacionar vehículos.



Pero en vez de seguir la ruta del Borosa (por donde regresaremos a la tarde), al pasar el puente sobre el río, seguimos el camino asfaltado a la izquierda, hacia el Noroeste, en dirección a la Loma de María Ángela por el GR-7, GR-247. Atravesamos dicha aldea siguiendo los GR, para en breve salirnos al NE, siguiendo senderetes de ganado por los viejos bancales de cultivo, sin demasiada complicación hasta llegar a la cercana aldea abandonada de el Olivico. Tras recorrer sus callejas y sus eras ,hipotetizando sobre la vida y avatares de las gentes que aquí moraron en un pasado no muy lejano, tomamos el carril que pasa un poco más arriba en dirección Norte. Este carril nos lleva a las antenas de TV de Coto Ríos en el Cerro Cueva del Puntal, tras algunos zigzagueos y fuertes rampas.


Tras descansar un rato en este prodigioso mirador sobre el poblado de Coto Ríos, proseguimos la marcha por el cortafuegos hacia el SE, siguiendo los caminos del ganado, esquivando algunos espolones rocosos y pasando por el Collado de la Cueva, la Atalaya, los Collados, Morro del Collado la Molera, Collado Potra y Collado Rabilargo (todos ellos topónimos según Alpina). El cortafuegos termina en un impresionante paredón rocoso, donde nos salimos del mismo a la izquierda, hacia el Este. Entre el denso pinar y sin alejarnos mucho de los paredones que tenemos a nuestra derecha, en unos 400 metros veremos en ellos un punto débil. Un canuto ,un paso por donde podemos atravesar lo que parecía una inexpugnable muralla. Como he comentado anteriormente , hay que ayudarse con las manos en algunos puntos. Siendo éste, un tramo muy empinado, incluso tras haber salvado el canuto, hay que progresar campo a través entre un denso pinar, evitando los afloramientos rocosos que nos pueden complicar el ascenso. En unos 300 metros desde que comenzamos a ascender por el canuto llegaremos a la senda del Calarejo.



Seguimos hacia Este el viejo y descarnado sendero de herradura que nos lleva en fuerte pendiente a la destrozada caseta de el Calarejo (1.617 m), tras algunos zigzags donde aún se pueden ver los restos de refuerzos de mampostería. Y que decir de las vistas que tenemos en éste lugar, simplemente majestuosas, mayúsculas, pocos lugares tienen unas panorámicas tan bellas, o simplemente es que yo estoy enamorado de este rincón serrano. Desde aquí podemos divisar pese a su modesta altitud una gran parte de éste Parque. La imagen que nos ofrecen sobretodo las cercanas Banderillas es sobrecogedora.


Queremos ahora llegar al Collado de Roblehondo, de la forma más directa posible, para no tener que dar un rodeo de muchos kilómetros y tenemos un escollo por delante, descender al collado de la Cierva por los cortados que nos separan del mismo. Como en otra ocasión ya investigamos por ésta zona, sabíamos de la existencia de un paso hacia ese collado. En la cara sudoriental del espolón donde se asienta la caseta del Calarejo se aprecian muros de mampostería y restos de lo que en su día fue un sendero. Lo seguimos y en pocos metros hacia el Este nos lleva de forma inequívoca a un paso “natural” que comunica directamente el Collado de la Cierva con la caseta del Calarejo. Es una especie de canuto, un poco empinado pero que se desciende de forma relativamente cómoda, aunque hay que ayudarse un poco con las manos. Casi seguro que éste paso fue el que en su día utilizaron los serranos para recorrer éstos pagos de forma más directa, aunque posiblemente por aquí no pudieran pasar con bestias.


Desde el Collado de la Cierva tomamos un sendero que hacia el Sur nos lleva de forma muy cómoda hasta el de Roblehondo, atravesando el Calarejo de los Nevazos. Este sendero es a veces un poco difuso y se puede confundir con veredas de ganado, pero al final tanto el uno como las otras nos llevan al mismo sitio. En el magnífico Collado de Roblehondo disfrutamos de las grandes panorámicas que nos ofrece, tanto de la cuenca del Borosa como la del Aguamula.


En el collado de Roblehondo, cruce de senderos, tomamos el que hacia el Sur primero y Oeste después nos lleva siguiendo, ya hasta el final de la ruta, las marcas de un sendero de Pequeño Recorrido, hasta la aldea abandonada de Los Villares, pasando antes por las ruinas del cortijo de la Asomadica y vadear el barranco de los Arredraderos o de los Villares.

Siguiendo desde éste magnífico y bellísimo paraje de Los Villares el sendero de Pequeño Recorrido (bastante abandonado y muy poco señalizado), llegaremos hasta la pista del Borosa muy cerca de donde estacionamos el vehículo, a la altura del Arroyo del Ruejo, pasando bajo el Cerro del Pesquisidol y descendiendo la Cuesta del Topaero.










A los pocos metros de comenzar a caminar atravesamos la aldea de la Loma de María Ángela.

Ya divisamos la abandonada aldea del Olivico, hacia donde nos dirigimos.

Calles del Olivico.


La Loma de María Ángela desde el Olivico.




La Sierra de las Villas desde el Olivico.

En el camino que nos lleva a la cumbre del Cerro Cueva del Puntal no dejamos de admirar las cimas de las Villas.

Coto-ríos desde el Cerro Cueva del Puntal.


Miguel con el Blanquillo o Pedro Miguel de fondo.


Antenas del Cerro de la Cueva del Puntal.

Circo del Zarzalar presidido por Peña Corba o Corvá,  Cerro de la Nava de Domingo Viejo y la Morra de los Cerezos.

Pedro Miguel, techo de la Sierra de las Villas y los Hermanillos.

El Embalse del Tranco cubierto por un mar de nubes.

Ya vemos al frente nuestro objetivo, el Calarejo de los Villares y el cortafuegos por el que vamos a aproximarnos a él.

Embalse del Tranco.

Los Collados y Cerro de la Horquilla.


Collado del Rabilargo.

El cortafuegos que hemos recorrido y la Sierra de las Villas de fondo.

Último tramo de cortafuegos, donde nos salimos del mismo bajo los cortados...

...para buscar un paso en ellos.

Éste punto débil es el que nos va a dar acceso a la cima.


Ya se divisan las aguas del Tranco.

Casi en la cima del Calarejo obtenemos éstas magníficas vistas.

Peña Corvá, Piedra de los Desesperados, Cerro de la Nava de Domingo Viejo y Morra de los Cerezos.

Cerro del Almendral, Castillo de Bujaraiza y Embalse del Tranco.

Las antenas del Cerro de la Cueva del Puntal.


La escabrosa arista del Calarejo de los Villares.

Las nevadas cimas de la Sierra de la Cabrilla.

Lo poco que queda del magnífico sendero que ascendía al Calarejo de los Villares.

Sierra Mágina al fondo.

La Sierra del Pozo y los Agrios.

La desvencijada caseta situada en el punto más elevado del Calarejo de los Villares.

Las mayestáticas Banderillas casi al alcance de la mano.

Vistas de las Villas, el Tranco, Yelmo...

Parte de lo que hemos pateado hasta ahora.



Cima de las Banderillas con sus dos casetas y la imponente Peña Plumera.

Descendemos del Calarejo por los restos de un sendero en su cara oriental...

...y que nos lleva de forma ineludible...

...a un paso entre las rocas.


Éste paso nos comunica directamente con el Collado de la Cierva.

El Castellón de los Toros.

Llegando al Collado de la Cierva con las Banderillas al frente.

Parece mentira que haya un paso en esa muralla pétrea.

Calarejo de los Nevazos y Banderillas.

Collado de la Cierva.

Caseta del Calarejo de los Villares en su casi inexpugnable fortaleza.


Calarejo y barranco de los Villares.



El impresionante barranco de la Campana.

Vemos el collado de Roblehondo, hacia donde nos dirigimos.

El Empanadas.


Collado de Roblehondo y el Tranco del Perro.

Calarejo de los Nevazos.

Los impresionantes farallones de las Banderillas.


Valle del Borosa y el Picón del Haza.

Ruinas del cortijo de la Asomadica.

Restos de la aldea de los Villares.

Caseta del Calarejo de los Villares.

Barranco de los Arredraderos o de los Villares.




Los Villares.

Fuente lavadero de los Villares.


Restos de edificaciones en los Villares.

Cruz de los Villares.


Picón del Haza y las Empanadas al fondo.


Sendero en la zona del Pesquisidor.

Restos del cortijo de Pedro Cano.

Descendiendo por la Cuesta del Topaero...

...para llegar a la pista del Borosa a la altura del Arroyo del Ruejo.

El precioso río Borosa.

Concluimos el recorrido a escasos metros de la piscifactoría del Borosa.










2 comentarios:

  1. Tierras de pinares, albercas y encajonadas pedredras albergando restos de poblaciones y gentes que van arriba y abajo, conocedores de sus vericuetos y exploradores de sus bellezas montaraces, se os saluda desde estas otras tierras del Norte, donde la nieve todavía no abunda pero ya se le espera.
    Que el hilo conductor de la naturaleza y de las aficiones compartidas os haga llegar mis mejores deseos para estas navidades y año 2017.
    Salud y Montaña, Álex y compañía.

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  2. Bonitas palabras carmar, Felices Fiestas, salud y muchísima montaña para el 2.017.

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