Ante ésta ola de frío
siberiano (aunque al menos en ésta zona no creo que sea algo anormal
para la época del año en la que estamos), y con las nevadas que han
caído en casi todas las sierras béticas, Juan Antonio y yo
decidimos a la hora de elegir una ruta no aventurarnos demasiado con
el coche por pistas forestales que recorren el corazón de éstas
serranías y siendo bastantes conservadores, descartamos realizar una
ruta por la que camináramos por terrenos escarpados, fuera de
caminos o senderos bien definidos. Era una oportunidad ideal para
pisar nieve virgen, reciente, en polvo, de esa que es un placer
pisar. Creo que dimos de lleno y acertamos con el recorrido.
El itinerario elegido es
una circular que partiendo desde el Puerto de Tíscar llegara hasta
Puerto Lorente y el Collado Zamora. Toda la ruta discurre por caminos
y pistas en mejor o peor estado de conservación, pero en los que es
siempre fácil seguir su continuidad, incluso con la manta de nieve
que tenían encima. También hay que decir que durante todo el
recorrido fuimos encontrando balizas de un sendero de pequeño
recorrido (franjas blancas y amarillas), aunque desconozco de cual se
trata, pues en el archivo de senderos de la Federación Andaluza de
Montaña (F.A.M.) no figura. El regreso, desde el refugio de la Casa
Forestal de Collado Zamora hasta el Puerto de Tíscar, se siguen las
marcas del GR-247, en su etapa 12 y del mencionado sendero de PR.
Así como vemos, no es
problemático realizar ésta ruta de forma total o parcial con nieve
(nieve relativamente blanda, no hielo, pues eso sería otro cantar),
no tendremos problema para caminar ni para orientarnos (siempre que
en algunos cruces tomemos la dirección adecuada, claro está). Pero
eso sí, la ruta es muy larga, más de 27 kilómetros, y algunas
rampas de ascenso a la ida son muy fuertes. Ésto unido a las
condiciones invernales de nieve, hacen que parte del recorrido sea
muy fatigoso, motivo por el cual lo he calificado de difícil.
El coche lo estacionamos
en el mismo Puerto de Tíscar, en la A-6206, (carretera ésta que une
las localidades de Quesada y Pozo Alcón), entre los kilómetros 42 y
43, donde hay anchura suficiente para tal fin. Lo podemos estacionar
si queremos en el anchurón de la pista donde comienza la Pasá de
Bosques, ahorrándonos 1,3 kilómetros de tramo lineal de ésta ruta
(2,6 kilómetros ida y vuelta), pero la nieve nos acobardo a la hora
de meter el vehículo por ese pequeño tramo de pista y decidimos
hacerlo andando.
Desde el Puerto de Tíscar,
a 1.189 metros de altitud y siguiendo de momento el GR-247, caminamos
por la carretera hacia el Este. A los 600 metros sale a nuestra
izquierda una pista , la cual seguimos. A los 700 metros de salirnos
del asfalto llegamos a una explanada y bifurcación de carriles. Es
el lugar comentado e ideal para comenzar éste recorrido. Hacia la
izquierda sale el carril que se introduce en la impresionante Pasá
de Bosques, por donde discurre el GR-247 y por donde regresaremos a
la tarde.
Ahora seguimos a la
derecha, hacia el Noreste, por la pista más ancha. Ascendemos
decididamente, al principio entre algunos cultivos de olivos y
almendros. La pista tras algunas curvas se mete bajo los cortados de
la cara occidental del Rayal. Llegamos a una puerta, que hay que
dejar debidamente cerrada tras nuestro paso y en breves metros en una
zona muy umbría a la Fuente de las Tres Pilas. La zona aunque
nosotros no pudimos disfrutarla plenamente por la niebla, es
impresionante. La pista va volada por una vertiginosa ladera, donde
da respeto acercarse al borde de la misma.
Siguiendo en la misma
dirección, ahora nos introducimos entre pinares y a la sombra de los
sensacionales cortados septentrionales del Rayal. Pasamos junto a la
Fuente de Pedro García y ahora hacia el Este descendemos al paraje
del Nacimiento de Extremera. Aquí sale a la derecha un jorro, aunque
nosotros seguimos por el carril que llevamos. Unos metros después
hay una bifurcación de carriles y tomamos el de la derecha.
Comenzamos ahora un fortísimo ascenso hacia Collado Valiente, donde
en poco más de 2 kilómetros hay que superar casi 400 metros de
desnivel.
Llegamos a Collado
Valiente , un paraje de inigualable belleza, un lugar sin duda
idílico, bajo la Nava Alta del Espino y entre grandes cumbres como
son el Picón del Guante y el Aguilón del Loco o Cerro Villalta, los
colosos de ésta cordillera tan emblemática para montañeros y
conocida por su aspereza como los Agrios. Las vistas desde aquí son
estupendas y un inmenso mar de nubes inunda las partes bajas de todo
cuando abarca nuestra vista. Tan solo las altas cumbres de Sierra
Mágina y Sierra Arana sobresalen del gaseoso mar, a modo de islas.
Seguimos el carril, que desciende un poco para enseguida continuar
ascendiendo y llegar en breves metros al punto más elevado de la
ruta, el collado del Viso de la Nava, a 1.728 metros de altitud. Éste
collado es un punto estratégico para ascender al Cerro Villalta (o
descender de él) y recorrer la espina dorsal de los Agrios.
Continuamos por el carril,
descendiendo a la gran dolina denominada Prao la Nava, donde hay un
venero y restos de viejos tornajos de madera que en su día sirvieron
de abrevadero al ganado que se acercaba a ésta fuente. Desde la
fuente ascendemos brevemente al collado de Juan Fría, desde donde
divisamos la cuerda del Gilillo. Bajo el Tranco Quiñones desciende
el carril zigzagueando hacia el Norte y tras pasar por la fuente del
Tejo (viejos tornajos de madera delatan su presencia) y ascender
ligeramente, salimos a la pista forestal JF-7093 (une la Iruela y
Quesada con el nacimiento del Guadalquivir, pasando por el paraje de
El Chorro), muy cerca de Puerto Lorente.
Seguimos la pista a la
izquierda, al Oeste, para en menos de 1,5 kilómetros llegar a la
Casa Forestal de Collado Zamora, reconvertida en refugio tras la
creación del macro sendero GR-247 Bosques del Sur, con el cual
conectamos aquí. Como lo que resta de ruta coincide con la etapa 12
del GR-247 (solo hasta el Puerto de Tíscar, pues la etapa termina en
Belerda), dejo aquí la descripción que hace la topoguía de la
misma, que a buen seguro lo hace mejor que yo:
“Larga etapa de 18 kilómetros en la que
descendemos más de 700 metros de altitud para desplazamos a la zona
más meridional del parque natural. En la parte inicial
contemplaremos grandiosas vistas hacia las zonas de campiña, tanto
de la provincia de Jaén como de Granada, así como los macizos
montañosos de Mágina y Sierra Nevada. El paisaje es abrupto y
escarpado, con grandes roquedos y paredones calizos que condicionan
nuestro rumbo en todo el recorrido, dominando los bosques de pinares
hasta el Puerto de Tíscar, y a partir de ahí veremos paisajes más
humanizados.
La mayor parte de la etapa discurre por la
tranquila pista forestal del Barranco del Garbanzal, construida
fundamentalmente para sacar madera de estos bosques en el siglo
pasado. Además de los pasos sobre el arroyo de Béjar, el arroyo de
la Cueva de Jaén o Barranco del Moro y el río Extremera, nos
resultará asombroso cruzar por la Pasada de Bosques, bajo las
paredes verticales de los Picones de Fique, pista tan estrecha que
apenas deja pasar un vehículo, que se convirtió en carril forestal
hace más de treinta años gracias al perseverancia y tenacidad de un
guarda forestal apellidado Bosques, que con imaginación y muchísimo
trabajo de mampostería, consiguió ensanchar el antiguo camino de
herradura para facilitar el acceso rápido en caso de incendio u otra
necesidad y evitando así un importante rodeo.
En el Puerto de Tíscar podremos contemplar la
Torre del Infante Don Enrique, atalaya cilíndrica del siglo XVI, con
una puerta de entrada en alto para cumplir sus funciones de vigía
sobre las tropas hacia el reino Nazarí de Granada. Más tarde, el
Santuario de Tíscar con su atalaya, enclavados entre la Peña Negra
y el Cerro del Caballo, nos trasladará, por un lado, a la tierra
fronteriza que fue durante casi dos siglos a partir de la reconquista
cristiana en 1319, y por otro, al fervor por la Virgen de Tíscar que
sienten buena parte de los habitantes de Quesada y su entorno. Muy
cerca encontraremos la impresionante Cueva del Agua, donde el agua
del río Tíscar ha labrado la roca del monte Caballo, formando una
gruta excepcional, de visita obligada.
Las aldeas de Don Pedro y Belerda, de
tradiciones y costumbres muy arraigadas que perduran en el tiempo,
están enclavadas entre riscas y peñas calizas y nos indican el
final de una etapa llena de contrastes.
Se inicia esta etapa dejando la pista principal
por la que hemos llegado hasta aquí y descendiendo por otra pista
forestal bastante más estrecha en dirección sur. A los 100 metros
encontramos una barrera que limita el acceso a vehículos a motor, la
cruzamos y nos dirigimos hacia un barranco bastante profundo que
cruza perpendicularmente. El suelo de esta ladera es bastante pobre,
con afloramientos de roca que condicionan en gran medida la
colonización arbórea. Aquí el pino laricio no tiene competidor
alguno, retorciendo sus raíces entre las rocas para aferrarse a la
vida.
Cruzamos este río de alta montaña, viendo a
la izquierda uno de tantos diques construidos en estos montes para
frenar la acción erosiva del agua. Encontraremos diferencias
notables en la vegetación entre distintas laderas, aun a la misma
altitud, lo que se debe a los diversos microclimas que se generan en
función de la clase de suelo y de la orientación, que determina la
luz que reciben y las temperaturas.
En una de las curvas por las que desciende esta
pista forestal encontramos un rincón singular que nos llamará la
atención porque es diferente a lo visto hasta ahora. Hay una valla
que rodea un área de especial protección, a la derecha de la pista.
Tanto dentro como fuera de la misma se encuentran ejemplares de
especies más propias del norte de España que del sur, que
contrastan con la vegetación que nos rodea y forman una pequeña
isla botánica, aisladas al no encontrarse condiciones similares en
varios kilómetros a la redonda. Además de arces, robles, bojes y
madreselvas observaremos varios ejemplares de tejo, el árbol más
longevo de Europa, de madera muy resistente, que en tiempos pasados
fue muy apreciado en la fabricación de arcos y en la construcción
naval, y que curiosamente tuvo un papel más que importante en época
romana, al utilizarse su mortal toxina como veneno, ya que todas las
partes del árbol son venenosas salvo la pulpa rojiza del arilo que
rodea la semilla.
Después de disfrutar de unas excepcionales
vistas sobre el pueblo de Quesada, Sierra Mágina, el Barranco de
Béjar y el propio Collado Zamora, lugar de partida, dejamos a la
izquierda un pequeño promontorio redondeado y sin vegetación
arbórea, a 3,6 km del inicio. Bajo nosotros un barranco nos anuncia
la cercanía del Arroyo de la Cueva de Jaén. Este lugar es ideal
para observar una colonia de buitre leonado, que al otro lado del
barranco encuentra en los estratos de un pliegue sedimentario los
huecos y cornisas ideales para descansar y nidificar. Además de
halcones y otras rapaces que habitan en todo el parque, en esta zona
podemos con un poco de suerte contemplar el vuelo ágil y majestuoso
de la mayor de nuestras rapaces, el águila real. Para la observación
de aves es conveniente pasar lo más desapercibidos posible, por lo
que no es conveniente salir de la pista. Son aves protegidas y los
paredones verticales tienen gran importancia porque en ellas están
sus puntos de nidificación
Continuando nuestra pista dejaremos dos
carriles hacia la derecha antes de llegar al Arroyo de la Cueva de
Jaén. A la izquierda impresionan los paredones verticales, detrás
los cuales se ubica el Aguilón del Loco, a 1856 metros de altitud,
cuyas aguas de deshielo nutren a este arroyo. Al otro lado de este
arroyo la pista discurre bajo las buitreras que hemos visualizado
anteriormente. Tras un buen trecho de caminar relajado llegamos, a
6,7 kilómetros del inicio, al Collado de la Hoya de los Corzos,
donde descartaremos otra pista forestal que arranca hacia la derecha.
A partir de aquí nuestro camino zigzaguea en descenso algo más
acusado.
La vegetación ha cambiado drásticamente,
apareciendo los pinos carrascos mezclados con encinas, coscojas,
sabinas, enebros, y bojes. Llegamos al río Extremera, cuyas aguas
cristalinas descienden desde el Barranco de los Arenales y el
Barranco Extremera, situados ambos bajo el Picón del Guante, otra de
las cimas de esta zona, para cruzar después por la Cerrada
Extremera, situada a la izquierda de la pista donde nos encontramos.
Deberemos vadear el río y descartar a los 100 metros otra pista en
mal estado que sale a la derecha. A partir de aquí caminaremos
paralelamente al cortado calizo que hay a la izquierda, mientras
hacia la derecha los olivares nos marcan el límite del espacio
protegido.
A 9,6 kilómetros del inicio, en un pequeño
calvero del bosque, dejamos a la izquierda las ruinas de la casa
forestal de El Garbanzal, de la que apenas queda algún pequeño
murete. A escasos metros encontramos una bifurcación de pistas y
debemos seguir la izquierda, para realizar uno de los tramos más
espectaculares del sendero Bosques del Sur, la Pasada de Bosques,
cruzando los Picones de Fique. Cuesta creer que por este camino
puedan pasar vehículos, pues impresiona incluso caminando. Tras
acercarnos progresivamente a la pared vertical caliza que mantenemos
a la izquierda, el camino gana altura para cruzar por un portillo
entre las piedras
Al salir del portillo encontramos otra barrera
que limita el acceso de vehículos. Estamos en la loma de Los Picones
y a la izquierda llama nuestra atención El Rayal, de 1834 metros de
altitud. Unos pocos olivos y almendros frente a nosotros nos indican
que hemos llegado a paisajes más humanizados. Llegamos a una pista
más ancha que la llevada hasta ahora, en cuyo cruce deberemos seguir
hacia la derecha en descenso hasta el kilómetro 12,3 de nuestra
ruta, donde llegaremos a la carretera A-6206. Esta nos acompañará
hacia la derecha durante 500 metros, ahora en suave subida.
Coronamos el Puerto de Tíscar a 1183 metros de
altitud. Además de saciar nuestra sed en la fuente que allí existe,
es visita obligada el Torreón del Infante Enrique, con su llamativa
escalera metálica exterior de caracol. Se dominan desde aquí una
grandes extensiones tanto de campiña como de sierra, dominadas por
cumbres como el Rayal y el Caballo”
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Comenzamos ésta larga caminata en el Puerto de Tíscar. |
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Ya sabíamos lo que nos esperaba: nieve, nieve y más nieve. |
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Puerta en la pista. |
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El Rayal. |
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Hicimos bien en elegir éste itinerario, pues con niebla y tanta nieve más vale ir sobre seguro. |
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Precioso recodo... |
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...donde se encuentra la Fuente de las Tres Pilas. |
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A pesar de la niebla disfrutamos de lo lindo de lo poco que veíamos. |
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Impresionantes paisajes invernales. |
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Juan Antonio disfrutando como un niño pequeño. |
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Al fondo Collado Valiente, hacia donde nos dirigimos. |
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Ésto bien podría ser un paisaje de otras latitudes más septentrionales. |
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Fuente de Pedro García. |
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El Nacimiento de Extremera. |
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Estado del carril... |
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...por donde estamos caminando. |
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Sierra Mágina emerge del mar de nubes. |
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Soberbio regalo para nuestras retinas. |
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Cumbre del Rayal. |
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Mágina entre laricios. |
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Barranco de los Arenales. |
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Cruce de carriles cerca de Collado Valiente. |
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Aristas del Picón del Guante. |
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El formidable Rayal. |
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Sierra Arana, en tierras Granadinas. |
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Collado Valiente. |
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Aguilón del Loco desde Collado Valiente. |
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Idílico paraje éste de Collado Valiente. |
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Aguilón del Loco o Cerro Villalta, el más elevado de la Cordillera de los Agrios. |
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Foto de Juan Antonio. |
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Aunque ninguna foto refleja lo que vimos, no puedo dejar de fotografiar a Sierra Mágina. |
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Juan Antonio en Collado Valiente. |
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Rayal y Collado Valiente desde el Viso de la Nava. |
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Nubes lenticulares sobre Mágina. |
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Collado del Viso de la Nava. |
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Picón del Guante y Rayal. |
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Juan Antonio en el Viso de la Nava. |
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El Prao de la Nava. |
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Fuente del Prao de la Nava. |
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Prao de la Nava desde el Collado de Juan Fría. |
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Collado de Juan Fría. |
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Collado de Juan Fría. |
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Descendemos bajo el Tranco Quiñones. |
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Fuente del Tejo. |
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Salimos a la pista JF-7092, cerca de Puerto Lorente. |
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Collado de Juan Fría y Tranco Quiñones. |
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Aguilón del Loco, Picón del Guante y Rayal, la Cordillera de los Agrios. |
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Refugio de la Casa Forestal de Collado Zamora. |
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Interior del refugio, habilitado con la creación del GR-247. |
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Seguimos el GR-247, en su etapa 12. |
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Parte trasera de la vieja casa forestal. |
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Puente sobre el río Béjar, en el Rosalejo. |
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Arroyo de la Cueva de Jaén. |
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Río Extremera. |
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Lo poco que queda de la Casa Forestal del Garbanzal. |
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Escarpados riscos que no pudimos disfrutar plenamente por la niebla. |
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En el Garbanzal tomamos el estrecho carril de la izquierda... |
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...y que nos llevará a la Pasá de Bosques. |
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La Pasá de Bosques. |
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Impresionante camino ensanchado sobre un viejo camino de herradura. |
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Aún así es muy estrecho, pero por aquí han pasado vehículos. |
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Los Picones de Fique. |
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Cartel que indica el inicio de la Pasá de Bosques, si lo hacemos en sentido contrario a como lo hemos realizado. |
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Zona de Tíscar. |
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Fuente de las Carboneras, justo enfrente del Puerto de Tíscar, donde concluimos éste precioso e invernal recorrido. |
Gracias por las fotos tan estupendas, como siempre. Me imagino que la sierra que has enfocado entre nubes es la de Castril o Sierra Seca. Al menos ha nevado en la Sierra de Cazorla, mientras que S. Mágina continúa a la espera de las borrascas atlánticas. Enrique (Granada).
ResponderEliminarGracias Enrique.
EliminarAún no me había dado tiempo a comentar las fotos y aclarar que es lo que se ve en ellas o desde donde están tomadas. Las montañas que se ven sobresalir del mar de nubes es precisamente Sierra Mágina. Otras que se ven a lo lejos es Sierra Arana, en tu tierra.
Gracias de nuevo y saludos.