Hace algún tiempo a
Miguel y a mi nos venia rondando por la cabeza la idea de ascender a la
Nava de Domingo Viejo y desde allí a Peña Corba y los Llanos de
Jabalcaballo, desde el cortijo del Zarzalar, a través del Recó de
Peña Corba por los también llamados Canalones de Peña Corba.
Siempre habíamos pensado que debía de haber alguna senda que desde
el Zarzalar ascendiera a la altiplanicie de Jabalcaballo de la forma
más directa posible y queríamos “investigarlo”. No teníamos
conocimiento alguno de que dicha senda existiera, pero si querían
subir ganado hasta allí, debía haber algún paso. Para hacer lo más
circular posible la ruta decidimos descender desde las cercanías del
cortijo del Pardal hasta los cortijos del Juego de la Bola por una
senda ya conocida por nosotros y desde éstos buscar una senda que
figura en los mapas topográficos del IGN y que desciende desde Peña
Corba hasta el valle del Guadalquivir, pasando por la Hoya de la
Ahormadilla e “investigarla”.
En el primer tramo de
nuestra “investigación” y para nuestra sorpresa, en efecto desde
el cortijo del Zarzalar sale un sendero de herradura que al menos
asciende hasta las ruinas del cortijo de los Cerezos (Pingos). Pero
este sendero tiene tramos muy perdidos y rotos y es fácil de perder
si no se va muy atento. Otros tramos en cambio aún conservan
refuerzos de mampostería y su trazado zigzagueante. A partir del
cortijo de los Cerezos y por el Canalón por el que nosotros
queríamos subir, no hay evidencia ninguna de senda, siendo éste
trayecto un muy empinado ascenso campo a través por un estrecho
barranco muy erosionado y pedregoso en ocasiones.
En la segunda parte de
nuestra “investigación”, que pensábamos nosotros íbamos a
encontrar menos dificultades, ya que supuestamente seguiríamos el
sendero del mapa del IGN, sin embargo fue más escabrosa. Desde los
cortijos del Juego de la Bola no tuvimos problemas en seguir una
senda que nos lleva a conectar con la mencionada que desciende desde
Peña Corba, pero una vez en ella y después de seguir con el GPS las
lineas discontinuas de la senda que mostraba el mapa del mismo
durante un rato, no vimos ni rastro de senda alguna, optando por
descender campo a través por el empinado barranco del arroyo de la
Ahormadilla hasta conectar con el sendero que lleva al cortijo y la
Hoya homónima desde la Tiná de la Pisá.
Por todo lo mencionado y
ya que no se trata en absoluto de una típica ruta de senderismo, la
he calificado de difícil. Pero para quien se anime a recorrerla hay
que decir que nos inmiscuimos en uno de los parajes más agrestes,
recónditos y salvajes de éstas sierras, donde quedaremos
sobrecogidos por tan abrumadora belleza.
La ruta comienza en el
Hotel Mirasierra y Apartamentos el Pinar, en el kilómetro 51 de la
A-319, entre el Centro de Visitantes de la Torre del Vinagre y el
poblado de Coto-Ríos.
De la explanada en la
entrada de dichos apartamentos, seguimos el carril que desde aquí
sale al Oeste. En una bifurcación con otro carril más precario,
nosotros seguimos a la derecha, ahora dirección Norte, pasando la
barrera que cierra el paso a vehículos. En menos de dos kilómetros
termina el carril y continúa una zigzagueante senda que desciende al
arroyo del Zarzalar y al cortijo homónimo, donde aún vive una
familia. Pero antes de que termine el carril, a nuestra izquierda
sale una senda, casi invisible desde donde estamos y por la que
regresaremos a la tarde.
Nos encontramos en un
paraje de gran belleza, un estrecho valle repleto de bancales cultivo
donde se juntan dos arroyos separados por la imponente mole pétrea
del Castellón. A pesar de encontrarse éste lugar cerca de la
“civilización”, su mejor acceso es precisamente éste que
estamos recorriendo nosotros, esta estrecha y empinada senda, por eso
parece mentira que aún hoy siga viviendo gente en éstos aislados
cortijos.
Llegamos junto a un
puentecillo para vadear el arroyo y acceder al cortijo. Pero nosotros
seguimos una senda por la orilla natural derecha del arroyo (la
izquierda en el sentido de nuestra marcha). Llegamos a una zona más
abierta donde se unen el Arroyo del Zarzalar con el Arroyo del
Zarzalar de Arriba. Numerosas veredas de ganado siguen dirección
Oeste buscando la cerrada del Arroyo del Zarzalar. Tras pasar una
primera zona encañonada llegamos a un escondido bancal de cultivo en
uso actualmente y vallado, en la orilla del arroyo. Nos introducimos
en una segunda zona encañonada, ahora ya por una marcada senda.
Pasamos junto a un abrigo o pequeña cueva y con la única dificultad
que encontramos de pasar por una zona muy cerrada de bojes, la senda
no muestra problemas para seguirse.
Llegamos a un punto donde
la senda claramente vadea el arroyo a la otra orilla, la derecha en
el sentido de nuestra marcha. Seguimos junto a la orilla y pronto nos
damos cuenta de que la hemos perdido, pues parece que la senda tras
vadear el arroyo comienza a ganar altura. En vez de regresar al vado
para intentar tomar la senda, decidimos desde donde estamos y campo a
través, ascender para cogerla. En efecto, pronto damos con ella y
como suponíamos, desde el vado comenzó a ascender. Ahora recorremos
un tramo precioso donde la senda zigzaguea buscando los mejores
pasos entre las rocas, hasta que nos plantamos frente a una bonita
aunque escuálida cascada al otro lado de un barranco. Unos metros
más adelante llegamos a lo que parece una bifurcación. Al frente
(Oeste), sigue muy marcada una empinada trocha, mientras que al Sur
parece que sigue la senda que traemos, aunque más tapada por la
maleza y menos marcada. Seguimos al Sur y en pocos metros nos
plantamos sobre la cascada que habíamos visto antes, pero desde aquí
no vemos la senda clara, solo veredas de animales. Parece que
nuevamente hemos perdido la senda y campo a través rectificamos la
dirección, ascendiendo hacia el Noroeste. La senda como tal ya no
volvimos a retomarla, pero en pocos metros llegamos a los viejos
bancales del Cortijo de los Cerezos, a donde se supone que conducía
la senda.
Las ruinas del Cortijo de
los Cerezos Pingos, (toponimia según Alpina), se encuentran en un
paraje de extraordinaria belleza, un lugar sin duda idílico, a la
sombra de la Morra de los Cerezos y de los asombrosos farallones del
Cerro de la Nava de Domingo Viejo y dando vistas al angosto barranco
del Zarzalar y a las altas cumbres al otro lado del Valle del
Guadalquivir, presididas por las Banderillas.
Desde la ruinas tomamos
una vereda que hacia el Oeste nos va introduciendo en el Canalón que
lleva directamente a la Nava de Domingo Viejo. Al llegar al cauce del
barranco ya no vemos ningún signo ni de senda, ni vereda alguna.
Toca salvar casi 500 metros de desnivel en unos dos kilómetros, un
ascenso muy empinado y duro, aunque sin dificultades técnicas
reseñables. Al principio buscamos la orilla derecha del barranco,
(en el sentido de nuestra marcha), prefiriendo evitar la densa maleza
de la otra orilla, a cambio de caminar por una incómoda pedrera.
Poco a poco la vegetación se hace más rala y vamos cambiando de
orilla según nos parece más cómodo un lado u el otro. Finalmente y
tras recorrer una zona muy erosionada y empinadísima llegamos a la
bonita y verde Nava de Domingo Viejo.
Desde la Nava seguimos
trazas de veredas de animales hacia el Sur, pasando bajo la Piedra de
los Desesperados y las Cumbrecillas, para terminar descendiendo a la
pista que desde Gil Cobo lleva a los Llanos de Jabalcaballo.
Seguimos la pista durante unos metros hasta llegar a un collado junto
a Peña Corba. Desde éste collado se supone que sale el sendero que
desciende hasta el Valle del Guadalquivir y que tras pasar por el
Juego de la Bola intentaríamos tomar. Pero desde aquí se observan
varias veredas que suponemos son de ganado y no apreciamos con
certeza cual puede ser supuestamente el sendero. Ahora seguimos hacia
el Sur campo a través por la falda de Peña Corba, pasando por una
zona de viejos bancales de cultivo mientras observamos al Suroeste
muy cercano el cerro de El Pardal en cuya falda se sitúa el cortijo
homónimo. A nuestra derecha tenemos el vasto llano de Jabalcaballo ,
donde precisamente y haciendo honor a su nombre un grupo de equinos
pasta apaciblemente.
Llegamos al collado por
donde pasa la senda que desde Jabalcaballo desciende al Juego de la
Bola. La tomamos y en aproximadamente un kilómetro hacia el Este y
en suave descenso esta preciosa senda, bien definida, nos lleva a las
amplias navas del Juego de la Bola. Estamos en un paraje bucólico,
de gran belleza, donde la naturaleza y la mano del hombre han creado
un escenario grandioso. Primero pasamos por la fuente con un tornajo
y después por varios grupos de cortijos, de los cuales solo uno está
arreglado y parece ser que se sigue utilizando por temporadas.
Posiblemente por pastores que traen aquí su ganado en el estío.
Bajo los cortijos se sitúan las navas y también una de ellas parece
que se sigue utilizando como hortal, estando vallada. Una acequia
lleva el agua desde la fuente hasta las navas. Tras almorzar en tan
apacible lugar dando vistas a las Banderillas, recorrimos
tranquilamente las verdes navas.
Desde la nava situada más
al Norte y pasando junto a las ruinas de lo que parece un aprisco,
tomamos una senda que en un principio parece muy marcada. Tomamos
dirección Noroeste y la senda se introduce en el pinar, siguiendo la
curva de nivel y siendo cada vez más tenue. Llegamos al punto donde
el GPS dice que estamos sobre el sendero del IGN y lo seguimos. Pero
pronto la maleza nos va cerrando el paso y no vemos rastro ninguno
de sendero. Sabíamos que unos metros más abajo un sendero
comunicaba la Hoya de Ahormadilla con la Tiná de la Pisá y después
con el Juego de la Bola, así que decidimos descender campo a través
hacia el Este por uno de los barrancos que forma el Arroyo de
Ahormadilla para llegar a él. Este descenso es muy empinado y
complicado, aunque no realmente peligroso, teniendo que utilizar unos
metros antes de llegar al sendero el quinto elemento (el trasero).
Una vez en el sendero, lo
seguimos a la izquierda, hacia el Noreste, para en breves metros
llegar a las ruinas del cortijo de la bonita Hoya Ahormadilla.
Seguimos el sendero sin perdida ninguna en la misma dirección que
traíamos , descendiendo paulatinamente para salir al carril donde
comenzamos a caminar por la mañana, pasando antes por las ruinas del
cortijo tiná del Madroñal. Una vez en el carril y como la senda a
penas se ve desde el mismo, nos dedicamos a poner varios hitos de
piedras para facilitar su localización.
Solo queda para terminar
esta ruta desandar el carril, tomándolo a la derecha durante algo
menos de 1,5 kilómetros para llegar a los Apartamentos el Pinar y el
Hotel Mirasierra.
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Comenzamos este recorrido en el Hotel Mirasierra y Apartamentos el Pinar. |
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Cortijo del Zarzalar. |
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Senda que desciende al Cortijo del Zarzalar. |
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El Castellón y bancales del Zarzalar. |
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El Castellón y arroyo del Zarzalar. |
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Precioso paraje del Zarzalar. |
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Un aislado bancal y nos introducimos en una zona encañonada. |
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Cueva. |
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Miguel recorriendo el sinuoso trazado del viejo sendero. |
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Barranco del Zarzalar. |
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Cascada al otro lado del barranco. |
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Sobre la cascada. |
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Ruinas del Cortijo de los Cerezos... |
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...con la Morra de los Cerezos al fondo. |
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Canalón por el que vamos a ascender a la Nava de Domingo Viejo. |
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Bancales y ruinas de otro de los Cortijos de los Cerezos. |
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Toca un ascenso duro e incómodo. |
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Último tramo de ascenso por el Canalón. |
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El tramo más empinado. |
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Lo poco que queda para llegar a la Nava. |
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El Zarzalar y Coto-Ríos. |
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Miguel con la Morra de los Cerezos detrás a punto de llegar a la Nava. |
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La recoleta y bonita Nava de Domingo Viejo. |
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La Nava con la Piedra de los Desesperados de fondo. |
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La Morra de los Cerezos y el Cerro de la Nava de Domingo Viejo. |
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La vieja caseta de la Morra de los Cerezos. |
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El Blanquillo o Pedro Miguel asoma entre la Morra de los Cerezos y el Cerro de la Nava de Domingo Viejo. |
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La Cañada del Avellano. |
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Cortados de las Cumbrecillas. |
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El Pardal. |
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Las Cumbrecillas. |
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Por la pista de Jabalcaballo camino de Peña Corba. |
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Llanos de Jabalcaballo y el Pardal. |
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Peña Corba. |
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Morra de los Cerezos, Blanquillo y Hermanillos. |
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Bajo los contrafuertes de Peña Corba. |
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Llanos de Jabalcaballo , Peña Rubia y el Pardal. |
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Jabalcaballo y la Morra de Chorrogil al fondo. |
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Peña Rubia y el Pardal. |
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Descendiendo por el sendero que nos lleva... |
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...a la Fuente y a... |
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...los Cortijos del Juego de la Bola. |
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Uno de los cortijos en buen estado y que se sigue utilizando. |
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Otro de los cortijos en ruinas, aunque asomado a un balcón espectacular. |
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Navas del Juego de la Bola con las Banderillas de fondo. Uno de los bancales se sigue utilizando como hortal. |
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Las Banderillas tras el Calarejo de los Villares. |
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Coto-Ríos y el Valle del Guadalquivir. |
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Las navas de abajo del Juego de la Bola. |
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Nos despedimos de este precioso paraje. |
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Blanquillo y los Hermanillos al fondo. |
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La Cañada de Pinar Negro entre el Blanquillo y los Hermanillos, por donde ascendimos hace dos semanas. |
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La Morra de los Cerezos. |
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Las Banderillas. |
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Tramo complicado de descenso... |
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...hasta que llegamos a la senda de Ahormadilla. |
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La preciosa nava de Hoya Ahormadilla con las Banderillas de fondo. |
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Ruinas del Cortijo de Hoya Ahormadilla. |
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Seguimos descendiendo por la senda. |
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Cortijo tiná del Madroñal. |
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Llegamos al carril del Zarzalar y ponemos unos hitos de piedras para que la senda sea localizable desde el mismo por quien quiera recorrerla. |
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Coto-Ríos. |
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Navas de las Ventas, a punto de concluir el recorrido. |
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Pequeña área recreativa el El Pinar. |
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Llegamos a los Apartamentos el Pinar, poniendo punto y final a esta ruta de "investigación". |
Las casualidades de la vida, querido Álex, nos llevaron a estar en el aparcamiento del hotel Mirasierra el mismo día 8 por la tarde. Hubiera estado bien haber coincidido.
ResponderEliminarEl domingo día 9 realizamos la circular por los Cintos de los Frailes y de las Higueras, siguiendo tu recomendación.
Muy atractiva también esta circular que acabas de publicar, y que me apunto para realizar. En cuanto tengas listo el track lo bajaré.
Salud, Montaña y un abrazo.
Hola Camilo, si que es casualidad. Lástima no habernos conocido en persona. Esta ruta en concreto es una ruta de "investigación", como nos gusta llamar a mi amigo Miguel y a mi a estos recorridos en los que buscamos estrujar al máximo una zona intentando seguir las viejas sendas que comunicaban los muchísimos cortijos en ruinas que están desperdigados por aquí. Por desgracia casi todas las sendas están muy perdidas y estos recorridos a veces se convierten en una odisea. Pero eso es lo que nos gusta, jajaja...enjaretarnos a base de bien.
ResponderEliminarUn abrazo Camilo.