Con esta ruta concluimos
una trilogía de recorridos que partiendo de la zona del Hotel
Mirasierra y Apartamentos el Pinar ascienden a la línea de cumbres
de la Sierra de las Villas por su cara oriental. Con las tres rutas
hemos pretendido recorrer viejas sendas, algunas sabíamos de su
existencia, otras aparecían en los mapas topográficos del IGN y en
otras ocasiones suponíamos que por algunos barrancos deberían de
existir pasos que comunicaran las altas navas y llanos de las Villas
con la zona interior del Parque Natural. El resultado ha sido muy
diverso, pues encontramos sendas donde no lo esperábamos y por
contra, de muchas de las que figuran en los mapas del IGN no queda ni
rastro, si es que alguna vez existieron.
Con ésta ruta en concreto
ascendemos al Pardal, una de las cumbres señeras de las Villas, y
también a Piedras Rubias por las sendas que llevan a la Tiná de las
Pisás, Juego de la Bola y Llanos de Jabalcaballo. El descenso lo
realizamos recorriendo parte de la etapa 9 del GR 247 y la etapa 2 de
la variante 2 del GR 247. Quisimos descender hasta el Hotel de
Montaña la Hortizuela desde el Collado de los Corzos recorriendo una
senda que figura en el topográfico del IGN, pero esta empresa
resultó ser un fiasco. De dicha senda no vimos ni rastro y
comenzamos a descender por una empinadísima ladera a través de un
frondoso chaparral hasta que dimos con una línea de cortados que nos
impidió el paso. Lo intentamos por otros lugares pero con idéntico
resultado, así que decidimos regresar a la pista a la altura del
Collado de los Corzos y retomar el GR 247. Por su puesto ese tramo
fue eliminado del track y de cerca de 31 kilómetros, que fue lo que
realmente caminamos ese día, quedo en algo menos de 26. Antes de que
el famoso GR nos dejara en la popular Torre del Vinagre, tomamos una
senda que más o menos paralela a la carretera y a media ladera nos
lleva hasta la Hortizuela.
La ruta la califico de
difícil debido a la distancia, ya que apenas presenta dificultades
técnicas reseñables y su desnivel acumulado positivo es moderado.
La ruta comienza en el
Hotel Mirasierra y Apartamentos el Pinar, en el kilómetro 51 de la
A-319, entre el Centro de Visitantes de la Torre del Vinagre y el
poblado de Coto-Ríos.
De la explanada en la
entrada de dichos apartamentos, seguimos el carril que desde aquí
sale al Oeste. En una bifurcación con otro carril más precario,
nosotros seguimos a la derecha, (por el de la izquierda
regresaremos), ahora dirección Norte, pasando la barrera que cierra
el paso a vehículos. En algo más de un kilómetro sale a nuestra
izquierda una senda, la cual desde el carril cuesta ver, por lo que
hay que estar atentos pues la tomamos. Pusimos unos hitos de piedras
para que fuera más visible el comienzo de la senda. Hacia el Oeste
ascendemos de forma suave describiendo algunas curvas y pronto
pasamos junto a las ruinas del Cortijo y tinada del Madroñal. A
partir de aquí la pendiente es algo más acusada, aunque no deja de
ser cómoda. Aunque a rasgos generales la senda no tiene perdida, hay
que estar atentos, pues en algunos puntos se difumina o se confunde
con trochas de ganado. En unos dos kilómetros desde que tomamos el
sendero, llegamos a la preciosa y amplia nava donde se sitúan las
ruinas del Cortijo de Hoya Ahormadilla.
Tras pasar la nava de la
Ahormadilla y en dirección Suroeste continua el sendero. Llegamos
Arroyo de Hoya Ahormadilla y el sendero muestra ahora a pesar de
estar muy estropeado una anchura considerable y refuerzos de
mampostería, signo inequívoco de que tuvo cierta importancia en su
día. Tras vadear el arroyo, seguimos dirección Sur y hay que estar
atentos para no perderlo, pues en algunos puntos muchas ramas caídas
de pinos casi lo ocultan. Pasamos junto a las ruinas de la Tiná de
las Pisás y el sendero continúa en la misma dirección hasta
enlazar con la pista de la Fuente de la Zarza, por la que nosotros
descenderemos a la tarde. Pero ahora y a los pocos metros de pasar
por la Tiná, comenzamos a ascender campo a través hacia el Noroeste
por lo que parece un cortafuegos. Tras unos metros de fuerte ascenso,
la pendiente se relaja y damos con una vereda casi llegando a las
navas bajas del Juego de la Bola. Poco después atravesamos las
preciosas navas del Juego de la Bola, bajo la ladera donde se sitúan
los cortijos. Debe de existir una senda que comunique éstos cortijos
del Juego de la Bola con la Tiná de las Pisás, pues están muy
próximos y la orografía de terreno es propicia para ello, pero no
dimos con ella.
Hacia el Noroeste
ascendemos hasta que llegamos al sendero que comunica el Juego de la
Bola con los Llanos de Jabalcaballo y lo tomamos a la izquierda,
hacia el Oeste. En menos de un kilómetro llegamos al carril que
lleva al cortijo del Pardal y tras atravesarlo y pegados a la
alambrada que bordea dicho cortijo, comenzamos hacia el Noroeste
primero y Suroeste después a ascender a la cumbre del Pardal. Corto
y acusado ascenso sin ninguna complicación para situarnos en el
vértice geodésico de este cerro a 1.580 metros de altitud. Las
vistas desde aquí son estupendas, sobre todo de la Sierra de las
Villas y de buena parte de este Parque Natural.
Descendemos hacia el
Sureste teniendo como referencia un estrecho pasillo entre los
cortados de la cara occidental del Alto de Piedras Rubias (1.552
metros), pues es nuestro siguiente objetivo y nos dirigimos
directamente hacia allí. El descenso aunque corto, es muy empinado y
tenemos que buscar un paso entre rocas para poder descender. Aunque
si queremos hacerlo de forma más cómoda y suave, podemos hacerlo
por el mismo lugar por donde hemos ascendido o bien hacia el Sur,
donde alguien ha pintado con marcas verdes de pintura en la piedras
un itinerario que aunque campo a través es bastante cómodo para
ascender o descender del Pardal. Ambas opciones nos llevan al sendero
por donde discurre el GR 247, donde solo tenemos que ir en busca del
Collado de Piedras Rubias para emprender el ascenso al cerro
homónimo, si es que es lo que queremos hacer.
Una vez en el Collado de
Piedras Rubias tomamos una veredilla de ganado que hacia el Sureste
nos lleva directamente al corto pasillo entre las paredes de roca y
que nos da acceso directo a la cumbre del Alto de Piedras Rubias.
Recorremos unos metros su alargada cresta cimera mientras disfrutamos
de las soberbias panorámicas que nos ofrece. Descendemos al collado
por el mismo lugar y una vez en el GR 247 tomamos el sendero a la
izquierda, hacia el Suroeste. Recorremos parcialmente la etapa 9 de
dicho sendero de gran recorrido, la cual termina en el Refugio de la
Casa Forestal de la Fuente de la Zarza, hacia donde nos dirigimos
nosotros también.
Descripción que hace la
topoguía del GR 247 de este tramo de la etapa 9:
“A 1500 metros de
altitud cruzamos un collado (el de Piedras Rubias), a partir del cual
el paisaje cambia radicalmente. La vegetación arbórea bajo nosotros
es mucho más abundante, apareciendo además alguna bojeda, sabinas y
enebros. A la izquierda tenemos la pared rocosa que da nombre al
lugar, sobre la que se asientan colonias de buitres y córvidos.
Continuando la bajada, a pie de la senda, hay un gran pino laricio,
con un resiego, hueco quemado en la base del tronco. Su causa es una
antigua costumbre de los lugareños, quienes, para entrar en calor
cuando todo estaba mojado, hacían una herida superficial al pino, de
manera que la resina fluyese poco a poco. Se encendía fuego en el
hueco y gracias a la resina que había fluido se podían calentar
unos minutos antes de seguir con la marcha. Esto podía ser muy
importante cuando la humedad, el agua o la nieve impedían encender
una hoguera.
A los 400 metros de haber cruzado por el alto salimos
a unos claros del bosque que se extienden por varias colinas, hacia
la derecha, donde quedan restos de viejas construcciones que
sirvieron a los antiguos moradores de la zona. A partir de aquí, los
bosques que encontramos empiezan a diversificarse. Los centenarios
robles (quejigos) compiten con los pinos por el espacio, y el
conjunto conforma un bosque mucho más rico en alimento para la
fauna, con bellotas, piñones y otros frutos del sotobosque. Aparecen
algunos arces que salpican el paisaje. Las vistas hacia el Valle del
Guadalquivir son muy amplias, con grandes montañas cubiertas de
bosques, entre las que destacan los escarpes y cantiles acuchillados
de El Banderillas en el otro flanco.
En el kilómetro
10,5 dejamos a la derecha la Morra de los Pinos Blancos y un poco más
adelante la senda, que hasta aquí discurría en ligero descenso,
asciende unos metros, realizando un zigzagueo para coger altura. La
senda cada vez es más ancha, y se asemeja en algún punto a una
pista forestal.
Tras la ligera
subida, llegamos a un collado (el de la Nava del Puesto), donde
existe un cruce de sendas. Hacia la derecha, y delimitada con
piedras, una de ellas se asoma a unos cortados desde lo que se
divisan varios valles en la vertiente oeste. Al lado del cruce, hacia
la derecha, vemos las ruinas de lo que fue un antiguo refugio de
vigilancia forestal.
Nuestra ruta continúa hacia la izquierda, ya por
pista forestal estrecha, de nuevo en descenso hasta el final de la
etapa, cruzando una fértil nava (Nava del Puesto) por encima de los
1400 metros de altitud, donde encontramos representantes botánicos
más propios de pisos bioclimáticos alpinos, de hoja caduca, y que
en ocasiones encontramos en la montaña mediterránea, y que aquí se
encuentran bien adaptados por las condiciones microclimáticas de
altura, en esta parte de las montañas andaluzas.
En el descenso es frecuente observar fragmentos de
ammonites, fósiles de cefalópodos que solían tener un caparazón
en espiral enrollado sobre sí mismo, que se extinguieron hace más
de 65 millones de años y que indican el origen marino de las rocas
que forman estas montañas. La normativa de espacios protegidos
prohíbe la recolección de estos fósiles, pero no dejes de
fotografiarlos.
Salimos a una pista más
ancha, que deberemos tomar hacia la derecha para llegar al final de
etapa en 100 metros. Para llegar a la fuente debemos virar por la
pista hacia la izquierda otros 150 metros. No se ve desde el camino,
pero el lugar es fácil de identificar porque veremos a nuestra
derecha un amplio claro, bastante llano y con restos de pequeños
aterrazamientos de piedra seca, hechos en su momento para allanar el
terreno y facilitar su labranza. Atravesamos el claro hasta un
pequeño abarrancamiento y allí mismo encontraremos un tornajo de
madera y otro abrevadero de obra en la fuente.
Llegamos al final de la
etapa, que a su vez es de punto de partida de otras dos: la etapa 2
de la variante GR 247.2 hacia Coto Ríos y la etapa 10 hacia La
Iruela. La casa forestal se ubica sobre una colina con unas
inmejorables panorámicas de todo el Valle del Guadalquivir y cuenta
con unos bancos de piedra junto a los paneles informativos de cada
etapa. Parte de su edificación es usada por rebaños de ovejas o
cabras como lugar de refugio, y otra parte ha sido habilitada como
refugio.”
Desde los abrevaderos de
la Fuente de la Zarza salimos a la pista, por donde discurre la etapa
2 de la variante GR 247.2 y la seguimos hacia el Norte en un
principio, para después ir virando hacia el Este. Toca caminar unos
7,5 kilómetros por esta pista forestal camino de la Torre del
Vinagre. Vadeamos el Arroyo de la Torre del Vinagre y pasamos junto a
las ruinas del Cortijo del Raso, donde actualmente hay unas colmenas.
Después a nuestra izquierda sale el carril que más tarde se
convierte en senda y lleva a la Tiná de las Pisás y un poco después
y cerca del Collado de los Corzos, entre las Muelas y los Torcalillos
sale a nuestra izquierda un carril que se termina perdiendo en el
Monte de la Hortizuela. Pero nosotros seguimos por la pista principal
hasta llegar a la altura del Cortijo de la Torre del Vinagre, donde
siguiendo las marcas del GR 247, nos salimos a la izquierda, al
Norte, por un precario carril que unos metros más adelante se torna
en senda.
El sendero comienza a
descender acusadamente hacia el Este y cuando ya solo nos quedan unos
metros para llegar al Centro de Visitantes de la Torre del Vinagre
abandonamos el GR 247 tomando un sendero que sale a la izquierda.
Este sendero toma
dirección Norte y en pocos metros llegamos a una especie de pequeña
estación de bombeo y depósito de agua, nos imaginamos que para
abastecer al Centro de Visitantes, el cual está justo debajo
nuestro. A partir de ahora el sendero acompaña a una conducción de
agua y discurre paralelo a la carretera A-319, pero a media ladera y
a mayor altitud que ésta. En algo menos de 1,5 kilómetros desde que
tomamos esta senda, llegamos a una bifurcación. El sendero de la
izquierda lleva nos imaginamos que a la toma de agua de la
conducción. Nosotros tomamos el derecho, el cual desciende al lecho
del Arroyo de la Hortizuela, donde termina. Descendemos junto al
arroyo por un terreno que no reviste ninguna dificultad y pronto
llegamos a unas navas y un carril. Este carril si lo tomáramos a la
derecha nos llevaría en breves metros al Hotel la Hortizuela, pero
lo tomamos a la izquierda para llegar en algo más de medio kilómetro
a la Venta del Vaquillo o Retamar del Corzo, un aprisco ganadero a
orillas del Arroyo de la Hoya de la Ahormadilla.
Tras vadear el arroyo y
pasar sobre el aprisco junto a la alambrada que lo cierra, seguimos
el sendero que desde aquí sale y en pocos metros nos lleva al carril
por la que comenzamos a caminar por la mañana y de éste a los
Apartementos el Pinar, poniendo punto y final al recorrido.
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Comenzamos nuestra andadura en los Apartamentos el Pinar. |
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Tras caminar algo más de un kilómetros por carril, tomamos un sendero. |
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Ruinas del cortijo y tiná del Madroñal. |
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El sendero asciende hasta llegar a... |
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...la Hoya de Ahormadilla... |
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...y las ruinas de su cortijo. |
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Miguel recorriendo la verde nava de la Hoya Ahormadilla, donde aún se aprecian las roturaciones de un pasado no muy lejano. |
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La senda nos da muestras de la importancia que debió de tener. |
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Restos de refuerzos de mampostería y un trazado zigzagueante nos indican que es un sendero de herradura. |
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Atrás quedo la Hoya Ahormadilla. |
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Restos de la Tiná de las Pisás. |
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Las navas más bajas del Juego de la Bola. |
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El Juego de la Bola, idílico paraje. |
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Tomamos el sendero que comunica los Llanos de Jabalcaballo con el Juego de la Bola. |
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Peña Corba y Llanos de Jabalcaballo. |
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El Pardal y el cortijo homonímo. |
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Caballos pastando en los verdes Llanos de Jabalcaballo. |
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Mientras ascendemos a el Pardal, echamos un vistazo atrás: Peña Corba, Hermanillos, Blanquillo, Torraso, Morra de los Cerezos... |
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Peña Corba. |
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Vértice geodésico de el Pardal. |
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En primer plano la Loma del Pez de Trigo. Detrás el Tranco del Acebo, la Morra de Chorrogil, Los Vílchetes... |
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La altiplanicie de Jabalcaballo. |
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La Cumbre, Palancares, Asperones, Morra de los Pinos Blancos... |
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El Alto de Piedras Rubias, nuestro siguiente objetivo. |
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Descendemos al collado de Piedras Rubias... |
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...y el Pardal queda atrás. |
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Los espectaculares cortados de Piedras Rubias. |
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Pardal y collado de Piedras Rubias. |
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En la cima de Piedras Rubias. |
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El Pardal desde Piedras Rubias. |
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Asperones, Morra de los Pinos Blancos, la Cumbre... |
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De nuevo en el collado de Piedras Rubias tenemos bonitas vistas de los cortados de la cumbre homónima. |
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Magnífico sendero que recorre el paraje de los Asperones. |
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Piedras Rubias. |
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Magníficos ejemplares de quejigos se mezclan con pinos en esta zona. |
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Collado de la Nava del Puesto, bifurcación de senderos. |
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La preciosa cabecera de Hoyo Redondo desde las inmediaciones de la caseta del collado de la Nava del Puesto. |
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Llegamos a la Fuente de la Zarza, final de la etapa 9 del GR 247. |
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Salimos a la pista y tomamos dirección a la Torre del Vinagre... |
|
...por la etapa 2 de la variante GR 247.2. |
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Ruinas del cortijo del Raso y colmenas. |
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Valle del arroyo de la Torre del Vinagre y las Banderillas de fondo. |
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Al frente Piedras Rubias. |
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Asperones y Piedras Rubias. |
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Preciosa cascada tobácea... |
|
...aunque no cae agua por ella. |
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Las Muelas y collado de los Corzos. |
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El frondoso bosque que cubre gran parte de este Parque Natural. |
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Al frente el valle del Borosa. |
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Cortijo de la Torre del Vinagre. |
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¿Bomba y depósito de agua? |
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Arroyo de la Hortizuela. |
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Camino que lleva de la Hortizuela al Retamar del Corzo. |
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Llegamos a los Apartamentos el Pinar, poniendo punto y final a este recorrido. |
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