“La Sierra de las Cuatro
Villas es una autentica maravilla”, es un pareado simplón y
recurrente , pero no por ello deja de ser algo muy cierto. Son unas
cuantas las incursiones que hemos realizado en la que es quizá la
sierra menos conocida de este gigantesco Parque Natural de Cazorla,
Segura y las Villas y no dejamos de sorprendernos con sus numerosos
tesoros. Y como bien reza el titulo del fantástico libro de José
Gómez Muñoz, posiblemente se trate de el último edén.
En ésta Sierra podemos
encontrar grandes valores, naturales y paisajísticos , por su
puesto, pero también etonográficos. Porque no debemos olvidar que
estas sierras no hace mucho tiempo estuvieron profusamente pobladas y
hasta el rincón más agreste y escondido de su geografía contaba
con algún humilde cortijo, tinada para guardar el ganado, bancales
de cultivo, tornajos donde abrevaba el ganado y una amplia red de
sendas que los intercomunicaba entre sí y con el exterior.
De todo esto queda ya muy
poco, la naturaleza de forma lenta pero inexorable va tomando lo que
un día a quienes aquí vivieron les presto. También la mano del
hombre en forma de repoblaciones forestales ha ayudado a acelerar
este proceso de olvido.
Uno siente una mezcla de
nostalgia y rabia cuando recorre estos vestigios, ahora solo quedan unas
tapuelas en lo que fueros cortijos y tinadas, escasos restos de lo
que fueron magníficos senderos de herradura con sus refuerzos de
mampostería, fuentes y tornajos secos y rotos por falta de
mantenimiento...
Se han empeñado en crear
un macrosendero en este Parque Natural a imagen y semejanza del
Sulayr en Sierra Nevada, pero eso sí, casi todo él por pistas
forestales y carretera asfaltada y cuando han utilizado sendas de
herradura la han hecho coincidir con el GR-7 o son senderos muy
utilizados por senderistas y en perfecto estado de conservación. Que
fácil y barato ha sido construir un sendero de gran recorrido ,¿no?.
Que gran dosis de investigación han dedicado para diseñarlo
,¿verdad?. Como dije en otra ocasión, se ha perdido una oportunidad
histórica de recuperar algunas de las genuinas vías de comunicación
serranas y de esta forma rendir un merecido homenaje a esas sufridas
gentes que aquí sobrevivieron y que tantas injusticias soportaron.
Y precisamente en esta
ruta tenemos un claro ejemplo de ello. La etapa 8 del GR- 247 utiliza
muchos kilómetros de carretera asfaltada, nada más y nada menos que
un 71% de la misma, cuando precisamente entre la Casa Forestal de la
Parra y el Collado del Pocico iba la senda principal por la que se
movían los serranos antes de que construyeran la carretera
transversal de la Sierra de las Villas. Claro , la senda está hoy
muy perdida, hay que limpiarla de la vegetación que ahora la cubre y
eso no interesa.
La ruta la he calificado
de difícil sobretodo porque los tramos de “senda” que recorremos
están muy perdidos, es practicamente caminar campo a través entre
una densa vegetación que de buen seguro nos dejara un recuerdo no
muy grato en nuestra piel.
Nosotros hemos establecido
el punto de inicio de este recorrido en el bar restaurante la
Traviesa, entre los kilómetros 27 y 28 de la carretera transversal
de la Sierra de las Villas. Pero al ser la ruta circular y tener como
eje vertebrador dicha carretera podemos iniciar la misma donde más
nos apetezca, como por ejemplo en el Collado del Pocico o en las
áreas recreativas de Gil Cobo o la Cueva del Peinero.
Comenzamos a caminar por
la carretera, no queda más remedio, hacia el norte ,hasta llegar al
Collado del Pocico. Son unos 2 kilómetros, pero en los que podemos
disfrutar de las magníficas vistas que se obtienen en éste tramo de
carretera. En el Collado del Pocico hay una fuente y un panel
informativo que da inicio a un supuesto sendero señalizado (“Collado
del Pocico – Molino de la Parra”) y que vamos a seguir. Y digo
supuesto, porque del sendero a penas queda nada y ya no digo de algún
tipo de baliza, hito o señal, simplemente inexistentes. Algunos
tramos es más parecido a atravesar una selva tropical que a caminar
placenteramente por un sendero balizado. Sin duda es una vergüenza y
seguramente nos quieran vender la moto de que han creado senderos
como éste. Claro, esto tiene también su encanto. Tienes la
sensación de caminar por lugares muy agrestes y salvajes donde
ningún ser humano ha puesto un pie jamas. Pero a los que no les
guste enmatojarse que se abstengan de realizar éste “sendero” de
forma integra.
Comenzamos a descender
bajo la Casa Rural Collado del Pocico, por viejos bancales de cultivo
y siguiendo más o menos el cauce del arroyo del Zarzalar. No hay
senda, solo veredas de animales y el suelo llano y despejado de los
Bancales. Al introducirnos en el pinar ya si se ve clara la senda ,
que nos llevará sin perdida hasta el arroyo de las Aguascebas de Gil
Cobo en el paraje de las Buitreras de Gil Cobo, un bellísimo
anfiteatro pétreo donde dicho arroyo se descuelga en una
espectacular cascada.
Nos acercamos hasta casi
la misma base de dicha cascada, a unos 200 metros de donde la senda
vadea el arroyo, en el llamado Puente Tijera, aunque no hay puente.
Hay que hacerlo por la orilla natural derecha del arroyo, la
izquierda en el sentido de nuestra marcha. No hay senda y el terreno
es casi pura pedrera, por lo que llegar aquí no es ni mucho menos
cómodo, aunque no reviste peligro.
Regresamos a Puente Tijera
y seguimos la senda, que empieza a ascender y en breve se termina
perdiendo. Como podemos y evitando las zonas más densas de
vegetación vamos remontando el barranco de la Tejea o del cortijillo
de los Cortapijas. La pendiente se va suavizando y el terreno
despejando de vegetación al acercarnos al Collado de la Tejea. De
nuevo hay bancales de cultivo y restos de tinadas. Pasamos junto a
una fuente con muchos tornajos, aunque de ella no mana agua.
Al llegar al collado de la
Tejea nos tomamos un descanso mientras disfrutamos de las bonitas
vistas que se obtienen desde aquí, entre unos verdes prados repletos
de flores.
Ahora hacia el noreste
descendemos por el Canalón de la Bruna o de la Parra. Al principio
hay una vereda más o menos clara que transcurre junto a lo que
parece que fue una especie de acequia (ahora parece más bien un
arroyo, aunque el verdadero arroyo lo llevamos a nuestra izquierda).
La pendiente se va haciendo paulatinamente más empinada y la
vegetación, principalmente zarzas no nos dejan continuar junto a la
supuesta acequia. Así que tomamos un barranquillo a nuestra
izquierda que está más despejado y un poco más abajo de nuevo
tomamos la acequia, junto a la cual la vereda de nuevo se
muestra más clara. Llegamos a un arroyo que corta la vereda y
cuando miramos a nuestra derecha nos llevamos una gratísima
sorpresa: una espectacular cascada cae desde un alto cortado. Es la
cascada del Molino de la Parra o Chorreón de la Bruna. Dicha cascada
al parecer es, según nos contaron, estacional y se disputa con la de
la Osera el honor de ser la de mayor caída de Andalucía y la
tercera de España.
Seguimos la vereda que
nada más vadear el arroyo está cortada con un vallado (no sabemos
muy bien para qué), pero que se salta sin demasiados problemas.
Llegamos a una amplia
explanada, un gran llano, donde vemos al otro lado del río Aguascebas
Grande las ruinas del Molino de la Parra, donde termina éste
supuesto sendero señalizado.
Nos encontramos en un
paraje privilegiado , de gran belleza, sin duda un Edén. Desde luego
el Molino de la Parra no podía estar mejor emplazado. Tenemos un
escollo por delante y es vadear el río Aguascebas Grande, que
haciendo honor a su nombre lleva un generoso caudal. Después de dar
varias vueltas decidimos vadearlo casi enfrente del mismo Molino,
saltando de junco en junco y de piedra en piedra, poniendo a prueba
nuestro equilibrio. Aunque si no queremos complicarnos la vida lo
mejor es quitarnos las botas y mojarnos los pies, que a buen seguro
estas frías aguas no les sentaran nada mal.
Las ruinas del Molino de
la Parra consta de dos edificios. El molino propiamente dicho, que
está totalmente derruido y la vivienda ,que por lo que se ve debió
de ser restaurada no hace demasiados años, pero ahora amenaza ruina.
Nuestro siguiente objetivo
es llegar a la zona recreativa de la Cueva del Peinero y lo más
bonito sería remontar el Aguascebas Grande para llegar allí. Pero
no sabemos si esta opción es viable y como aún tenemos muchos
kilómetros por delante y no tenemos tiempo para investigar optamos
por la vía más cómoda.
Para ello seguimos la
pista que en su día comunicaba el Molino de la Parra con la
carretera transversal de las Villas. Y digo en su día porque ahora
la pista ha sido literalmente borrada del mapa. El arroyo que baja
desde el Sotillo de la Parra se ha llevado gran parte de este camino
por delante. Aún así no es difícil seguir su trazado y salir a la
carretera tras caminar 1,5 kilómetros por ella.
Salimos a la carretera
entre los kilómetros 26 y 37 y la seguimos hacia la derecha, al
este. Tras casi 2,5 kilómetros llegamos a la Cueva del Peinero,
disfrutando eso sí , de magníficas vistas sobre el Aguascebas
Grande, que hace que se nos olvidemos que pisamos asfalto.
Tras tomarnos un respiro
en la zona recreativa nos situamos de nuevo en la carretera y en la
curva donde ésta vadea el Aguascebas Grande sale un precario carril
a la izquierda hacia el este, remontando las aguas del río. El
carril solo lleva hasta una cercana represa y nosotros la pasamos por
su lado derecho. Ahora seguimos por la antigua senda que se
introducía en la cabecera del Aguascebas Grande para luego
bifurcarse, tirando un ramal hacia el collado del Perenoso y el otro
ramal al collado de los Hermanillos. Hablo en pasado porque de esa
vieja senda poco queda. Pero eso sí, alguien de forma muy acertada
ha ido poniendo hitos de piedras que hacen que no perdamos la buena
dirección.
Vamos a recorrer uno de
los escenarios más bonitos e impresionantes de este Parque Natural ,
el gran circo montañoso que forma la cabecera del Aguascebas Grande.
La mayores altitudes de la Sierra de las Villas forman la corona de
éste gran circo: Caballo Torraso (1.726 m), Hoyacillo (1.719 m),
Cubo (1.793 m), Piedras Morenas (1.772 m), Morro de los Cuatro
Términos (1.791 m) y el Pedro Miguel o Blanquillo (1.830 m), que es
el techo de esta Sierra.
Como he comentado seguimos
los hitos entre una densa bojeda . Vadeamos un par de veces el arroyo
mientras vamos virando hacia el sur introduciendonos en una cerrada.
Llegamos frente a una pequeña cascada o más bien una sucesión de
saltos de agua y aparentemente nos quedamos sin salida. No queda más
remedio que pasar por los saltos, por su lado derecho y con cuidado
de no resbalar con las rocas mojadas. Hay que ayudarse con las manos.
Nada más salir de la
cerrada llegamos a un mojón de piedra y que parece ser que limita
términos municipales. Es la señal de que vamos por el buen camino.
En este tramo el GPS no vale de mucho, la señal rebota en una zona
tan encañonada, al menos eso nos paso a nosotros con el track que
llevábamos. Es mejor ir atentos a los hitos, que están puestos con
mucha regularidad.
Tras pasar el mojón nos
introducimos en un denso joven pinar donde cuesta caminar. El tramo
es breve y por aquí ya no vamos viendo tantos hitos de piedras, pero
no tiene perdida, ascendemos por el lecho del barranco hacia el
suroeste. Un poco antes de llegar a un collado se van viendo viejos
bancales de cultivo, ahora ocupados por pinos. Finalmente salimos a
un gran prado donde se ven los restos de un cortijo.
Este es otro paraje
idílico con unas vistas grandiosas. Vemos los picos que forman el
gran circo del Aguascebas Grande y enfrente el collado del Perenoso,
hacia donde nos dirigimos. Nos llama mucho la atención el agrio
lapiaz de la cara sureste de la Lancha de la Cigarra, que tenemos a
nuestra derecha.
En éste punto tenemos dos
opciones para llegar al collado del Perenoso. O bien seguimos los
hitos y en pocos metros hacia el sureste llegamos a donde acaba la
pista en el paraje de las Hoyicas o las Nogueras, teniendo solo que
seguirla hasta dicho collado ,al suroeste. O bien como hicimos
nosotros, seguir hacia el sur campo a través o por veredas de
animales, trazando más o menos una línea recta hasta el collado.
Esta última opción nos parece más interesante y no reviste ninguna
dificultad.
Una vez en el Perenoso
,seguimos por la pista forestal hacia el suroeste. Pasamos el mirador
del “Camino del Blanquillo” y la Fuente del Cerezo (un venero con
unas tejas para facilitar el abastecimiento del líquido elemento) y
llegamos a una bifurcación. Hacia la izquierda la pista asciende
hasta los llanos de Jabalcaballo , pasando antes por el refugio de
Majal Serbal. La pista de la derecha , la cual tomamos, se introduce
en la preciosa cerrada de San Ginés , transcurriendo junto a las
aguas del río Aguascebas de Gil Cobo para en poco más de un
kilómetro llegar de nuevo a la carretera transversal ,cerca del área
recreativa de Gil Cobo, la cual visitamos.
Solo resta para concluir
este sorprendente recorrido caminar por la carretera hacia el
suroeste durante aproximadamente 1,5 kilómetros y disfrutar de unas
fresquitas cervezas en la Traviesa.
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Comenzamos a caminar por asfalto partiendo del bar restaurante La Traviesa. |
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La Cerrada de San Ginés entre las Lanchas de la Cigarra y la Escalera, por donde regresaremos a la tarde. |
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El Ponestillo. |
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Casa rural Collado del Pocico en las faldas del Ponestillo. |
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Mirador del Collado del Pocico... |
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...con magníficas vistas al Aguascebas de Gil Cobo y a la agreste y compleja orografía de la Sierra de las Villas. |
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Fuente del Collado del Pocico. |
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Panel informativo de éste supuesto sendero. |
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Ruinas de cortijos en el Collado del Pocico. |
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Casa rural del Collado del Pocico. |
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Descendemos por los antiguos bancales de cultivo. |
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Pero del antiguo sendero poco queda por aquí. |
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Cuando nos introducimos en el pinar se empieza a ver más claro el sendero. |
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Descendiendo al Aguascebas de Gil Cobo. |
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Los grandes cortados de las Buitreras. |
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La espectacular cascada de Gil Cobo. |
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Decidimos acercarnos lo más posible a su base. |
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De este lugar decidimos no pasar, aunque se podía llegar hasta la misma base. |
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Intentamos seguir la senda tras vadear el Aguascebas de Gil Cobo por Puente Tijera, pero fue tarea imposible, está muy perdida. |
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Así que remontamos el barranco de la Tejea por donde nos resulto menos incómodo hasta llegar a una zona más abierta donde se encontraban estos tornajos. |
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Y en pocos metros llegamos al collado de la Tejea. |
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Bonito lugar para tomarnos un pequeño descanso. |
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Descendemos por el cerrado Canalón de la Bruna. |
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Cerro de Santa María, con su caseta de vigilantes. |
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Zona muy enmatojada donde de nuevo se pierde la senda... |
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...para reaparecer en un lugar prodigioso. |
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El fabuloso Chorreón de la Bruna... |
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...o cascada de la Parra. |
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Salimos del Canalón de la Bruna... |
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...para llegar a los preciosos prados donde se sitúa el Molino de la Parra. |
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Silvia con el Canalón de la Bruna de fondo. |
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Miguel en el precioso llano florido de la Parra. |
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Ahora toca la ardua tarea de vadear el Aguascebas Grande. |
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Ruinas del Molino de la Parra. |
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La vegetación que hay en el río hace las veces de puente y nos ayuda a vadearlo. |
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El edificio más nuevo de los dos que forman el Molino de la Parra y que hizo las veces de vivienda. |
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Nos despedimos de éste idílico paraje. |
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Chorreón de la Bruna, que puede ser la cascada con más caída de Andalucía, aunque sus aguas son estacionales. |
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Zona encañonada en el Aguascebas Grande. |
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Venero con una teja para facilitar el aprovisionamiento de agua camino de la carretera. |
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Por asfalto caminamos hasta la cercana Cueva del Peinero, disfrutando eso sí, de bellísimos paisajes. |
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Viola cazorlensis, endemismo de estas sierras Subbéticas. |
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Por la orilla del precioso Aguascebas Grande. |
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Llegamos al área recreativa de la Cueva del Peinero... |
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...y desde allí tomamos el sendero que remonta el barranco del Aguascebas Grande. |
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El paraje es realmente sobrecogedor. |
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Del sendero poco queda, pero hitos de piedras nos van llevando por la buena dirección. |
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Nos introducimos en una cerrada. |
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Y la única salida de la cerrada es por estos saltos de agua... |
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...donde hay que ayudarse un poco con las manos para subir. |
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Este hito delimitador de términos municipales , al parecer, es la señal de que vamos por el buen camino. |
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Preciosas vistas desde el hito. |
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Las cumbres del Cubo. |
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Salimos a un amplio prado con unas magníficas vistas al Blanquillo o Pedro Miguel. |
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Piedras Morenas. |
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Caballo Torraso, Hoyacillo y Cubo. |
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El techo Villano, el Pedro Miguel. |
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El Torraso. |
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Barranco del Aguascebas Grande. |
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Ascendemos ahora de forma muy cómoda por el barranco camino del Collado del Perenoso. |
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El amplio circo del Aguascebas Grande. |
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Pedro Miguel. |
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Cerca del Collado del Perenoso. |
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Pedro Miguel o Blanquillo... |
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...y su característica forma de ola. |
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Vistas del circo del Aguascebas Grande desde el Perenoso... |
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...y de la cabecera del Aguascebas de Gil Cobo con la Morra de los Cerezos al frente. |
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Panel en el "Mirador del Camino del Blanquillo" |
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La singular Fuente del Cerezo, con un buen caño de fresquita y riquísima agua. |
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Nos introducimos en la bonita... |
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...cerrada de San Ginés. |
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El incipiente Aguascebas de Gil Cobo. |
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Tejo junto a un salto de agua. |
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Fuente de la Cerrada de San Ginés. |
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Área recreativa de Gil Cobo. |
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El Aguascebas de Gil Cobo sale del área recreativa, encañonandose y precipitandose unos metros después en la cascada por la que pasamos esta mañana. |
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Lancha de la Escalera desde el área recreativa de Gil Cobo. |
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Toca caminar por asfalto unos metros para llegar a la Traviesa y dar por concluido este recorrido. Nos volvemos para fotografiar la Lancha de la Cigarra. |
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Miguel sube a un altillo buscando una buena fotografía. |
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Lancha de la Cigarra con el Torraso de fondo. |
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Nos despedimos por hoy de esta grandiosa Sierra de las Cuatro Villas. |
A través de tu blog y rutas voy yo descubriendo los hermosos parajes de esa maravilla natural de Cazorla, Segura y las Villas, y voy tomando nota para que, en cuanto vuelva a poder, tornar a visitarlo y realizar alguna de ellas.
ResponderEliminarEsta primavera metida en agua ha dejado la montaña verde y surcada de arroyos.
Salud y Montaña, compañeros.
Pues ésta en concreto es una maravilla, para descubrir la que es la más desconocida de las sierras que forman éste Parque Natural. Sin duda esta primavera con las aguas de las últimas semanas está siendo preciosa.
ResponderEliminarSalud y montaña Carlos.