El
pequeño y recoleto Parque Natural de la Sierra de Castril, situado
en la parte nororiental de la provincia de Granada y lindando con el
vecino Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas,
con el cual forma una misma unidad orográfica, no deja indiferente a
quien lo visita. Éste Parque, de 12.696 ha, tiene una forma alargada
y estrecha cuyo eje vertebrador es el río Castril. A la izquierda de
éste eje (NO), se situaría la Sierra de Castril , la Sierra de las
Empanadas y la altiplanicie de los Campos de Hernán Perea. A la derecha (SE), se situaría Sierra Seca, donde se dan las máximas
altitudes del Parque (Morro del Buitre con 2.141 m.s.n.m.). La
diferencias altitudinales y la extraordinaria geología de éstas
Sierras producen una agreste y accidentada orografía, con verticales
y bellísimos cortados, profundos barrancos, chinares, pendientes
laderas, roquedos de fantasía fruto de un intenso modelado
kárstico...
Caminar
por éste espacio natural nos asegurará una experiencia montañera
inolvidable y si desde la inmediaciones del río Castril decidimos
atacar alguna de las altas cumbres que conforman sus límites
naturales y políticos, de buen seguro que no saldremos
decepcionados. Eso sí, tenemos que estar preparados para afrontar un
fortísimo desnivel en pocos kilómetros por un terreno duro y
áspero, aunque el itinerario elegido se desarrolle por sendas. Por
ello recomendaría, a no ser que seamos montañeros muy
experimentados, no adentrarse en las profundidades del Parque, ni
ascender a las altas cumbres en épocas de heladas, nieve o fuertes
tormentas. Debido a lo deforestado o la cubierta de bosques claros de
gran parte del Parque, también evitaría los días muy calurosos.
En
ésta ruta recorremos íntegramente los senderos señalizados “Cerro
Empanada” y “Nacimiento del río Castril”. También recorremos
de forma casi completa el sendero “Barranco de la Osa”. Casi toda
ella se desarrolla por sendas y veredas, pero debido al estado de
abandono de éstas y a lo escarpado y erosionado del terreno, a veces
cuesta seguirlas, pues se pierden, por lo que hay que ir muy atentos
a los numerosos hitos de piedras que las jalonan y las balizas de los
senderos señalizados. La ruta es muy dura, pues a los casi 1.500
metros de desnivel positivo acumulado y los más de 24 kilómetros de
distancia, hay que añadir que el terreno que pisamos es muy
pedregoso y con fuertes pendientes en algunos puntos, tanto en
ascenso, como en descenso.
El
punto de inicio de la ruta se sitúa en los Cortijos del Nacimiento,
lugar donde comienzan numerosos senderos señalizados de este Parque
Natural. Para llegar aquí hay conducir durante unos 10 kilómetros
por una pista asfaltada en su primera parte y terriza después, que
sale aproximadamente del punto kilométrico 29 de la carretera A-326,
a medio camino entre Castril y Fátima.
Desde
donde estacionamos el vehículo, en los Cortijos del Nacimiento,
pasamos bajo la gran tubería que abastece de agua la Central
Eléctrica que hay más abajo y seguimos el sendero balizado hacia
el Noreste. En un kilómetro llegamos a una bifurcación. Hasta aquí,
tramo común de ida y vuelta, han coincidido los tres senderos
señalizados que vamos a recorrer hoy. Tomamos el de la izquierda,
por el que continúan los senderos “Barranco de la Osa” y “Cerro
Empanada”, el cual vadea el río Castril por un puente. El sendero
llega a un carril, el cual hay que atravesar y buscar de nuevo el
sendero que hacia el Noroeste asciende ya de forma acusada hasta el
Chinar de Túnez. En otro kilómetro aproximadamente desde que
vadeamos el río Castril llegamos a una nueva bifurcación. El ramal
de la derecha asciende al Cortijo de la Puerca, por donde discurre el
sendero “Barranco de la Osa”, separándose así del sendero
“Cerro Empanada”, que es el que nosotros vamos a tomar, a la
izquierda.
Descripción
que de éste sendero hace el folleto publicado sobre el mismo por el
Parque:
“Este magnífico
recorrido -sólo recomendable para montañeros experimentados- nos
llevará a ascender hasta una de las cumbres más altas del Parque
Natural Sierra de Castril: el Cerro de la Empanada, de 2.106 metros
de altitud. A través de barrancos y quebradas podremos descubrir la
convulsa e impresionante geología de estas sierras, que ha dado
lugar a vertiginosos relieves rocosos, sobre los que se asientan los
nidos de numerosas aves
rapaces y en los que subsisten desafiantes pinos y cornicabras,
literalmente colgados del abismo.
Nuestra
ruta comienza en los cortijos del Nacimiento, junto a la tubería
que suministra agua a la cercana central hidroeléctrica. Ya desde el
comienzo podemos contemplar una buena muestra del camino y el paisaje
abrupto y vertical que nos espera, rodeados por las enormes moles de
roca caliza que conforman la
Sierra de Castril. Durante el primer kilómetro de recorrido, podremos
observar a nuestra izquierda la espectacular cerrada de Túnez, que
se abre paso a través de los farallones verticales del
cerro de La Veleta que corresponde al flanco norte de un sinclinal,
mientras que a la derecha y junto al sendero encontraremos grandes
bloques de piedra, procedentes de los desprendimientos que se
producen en los riscos de Sierra Seca, flanco sur del mismo
sinclinal, y que evidencian una geología en constante movimiento.
Así llegamos al pie del río Castril, que cruzaremos
por un puente, para iniciar el duro ascenso que habrá de llevarnos
por las faldas pedregosas del cerro de los Nacimientos.
Conforme ganamos altura podemos disfrutar de las privilegiadas
panorámicas que ofrecen estos parajes, donde lo mineral y vegetal se
funden para crear un paisaje impactante y sublime.
Nos
hallamos ahora ante el barranco de Túnez, que asciende por
quebradas y tajos a través de una zona en la que abundan las sabinas
-algunas de notable porte- junto a grandes cavidades rocosas como la
cueva del Humo, la cueva Hermosa o la cueva del Maestrillo. En
aproximadamente un kilómetro nos encontraremos junto al lecho del
citado barranco, que a partir de aquí habremos de cruzar en diversas
ocasiones. De esta manera, entre pinos, encaramos la roca y las
quebradas, subiendo y bajando, atravesando una y otra vez el barranco
de Túnez, para llegar hasta unas antiguas hazas de cultivo, donde
podremos hallar las ruinas de un pequeño cortijo que fue la
residencia de Eduardo El Maestrillo, junto a numerosos nogales
y algún cerezo aislado. A pesar de estar ubicado en un espacio
natural privilegiado, este paraje nos recuerda el duro y
sacrificado pasado agrícola de la comarca, donde a la aspereza y
dificultades del terreno había que añadir el aislamiento casi
permanente que sufrían los pobladores de estos cortijos.
A
partir de aquí y a causa de la naturaleza pedregosa y movediza del
terreno, el sendero se hace mucho menos evidente, por lo que
tomaremos como referencia el pequeño collado situado sobre la gran
cavidad rocosa del Salitre, a algo menos de dos kilómetros de
distancia desde las viejas hazas de labor. Desde aquí deberemos
ascender por una empinada ladera hasta el límite mismo con el Parque
Natural Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, para tomar la cuerda
que asciende por terreno escabroso hasta la cumbre de la Empanada. De
esta manera recorreremos los últimos dos kilómetros de camino, con
la provincia
de Jaén a nuestra derecha y la de Granada a nuestra izquierda,
entre los dos parques naturales, para finalmente encumbrarnos hasta
los 2.106 metros de altitud del Cerro de la Empanada, donde
disfrutaremos de una amplísima panorámica de
todas las sierras circundantes.
A
partir de la casa del Maestrillo solo
es recomendable el ascenso a personas bien experimentadas en
la montaña y en buenas condiciones meteorológicas.”
Regresamos por el
mismo lugar hasta el Collado del Salitre y ahora sin balizas de
senderos señalizados, tomamos una vereda, la cual se puede confundir
con otras muchas de ganado que hay en ésta zona, y nos dirigimos
hacia el Noreste dirección a Puerto Lézar, es decir
introduciéndonos en la Provincia de Jaén y en los Campos de Hernán
Perea. Pero no llegamos a Puerto Lézar y nuestro transito por Jaén
será breve, pues a medio camino viramos a la derecha, hacia el
Sureste, para ascender hacia unas curiosas y fantásticas formaciones
pétreas. El terreno está muy erosionado y hay numerosas sendas de
animales, pero conforme nos introducimos entre las rocas va
apareciendo cada vez más definida una senda e incluso vemos restos
de muros de mampostería. Estamos atravesando el conocido como
Portacho, un increíble paso natural entre formidables murallas
rocosas.
Lo que en su día
tubo de ser un sendero, hoy vereda que cuesta seguir, pero que está
jalonada de hitos de piedras, atraviesa la Hoya del Portacho y
crestea la Serrezuela hacia el Sur, dejando a nuestra derecha la cara
oriental del Cerro de la Carrasca. Estamos recorriendo un paraje
único, bellísimo y de grandes contrastes. Obtenemos magníficas
panorámicas del valle del Castril, Sierra Seca y de la Hoya de Baza
con todo el mosaico de sierras que la rodean, con la blanca Sierra
Nevada de fondo. Ahora toca un fuerte descenso por un terreno muy
escarpado, donde la vereda a penas es perceptible y donde los
continuos hitos nos llevan de forma directa e ineludible hacia los
bancales de la Puerca que ya llevamos un rato viendo.
Una vez en el
Cortijo de la Puerca, situado en un paraje de gran belleza,
conectamos con el sendero señalizado “Barranco de la Osa”. En
éste punto tenemos dos opciones: Si ya hemos tenido bastante por
hoy, seguimos el sendero a la derecha , hacia el Sur, para en unos
2,5 kilómetros dar por concluido el recorrido. Pero si aún tenemos
fuerzas y ganas para recorrer uno de los senderos más bonitos y
sorprendentes de éste Parque Natural, tomamos el sendero que desde
el cortijo asciende hacia el Norte. Eso sí, nos quedaran por delante
unos 6 kilómetros, que debemos añadir a los más de 18 que ya
llevamos.
Descripción que de
éste sendero hace el folleto publicado sobre el mismo por el Parque,
teniendo en cuenta que nosotros lo recorremos en sentido contrario al
descrito y que nos faltaría para completarlo el tramo comprendido
entre el Cortijo de la Puerca y la bifurcación con el sendero “Cerro
de la Empanada” (unos 700 metros aproximadamente):
“Este completo
sendero nos llevará a descubrir una de las zonas con mayor interés
paisajístico y geológico de la Sierra de Castril. Partiendo desde los
cortijos del Nacimiento caminaremos junto al río Castril hasta las
surgencias kársticas que dan origen a este río, para más adelante
adentrarnos en el espectacular barranco de la Osa, donde
encontraremos un impresionante ejemplar de Tejo milenario. Más
adelante y en nuestro camino de regreso, podremos disfrutar de las
magníficas vistas que nos brinda esta ruta y conocer el cortijo de
la Puerca, vestigio de la vida rural en estos parajes.
Comenzamos
nuestra ruta en los cortijos del Nacimiento o poblado de la Central,
junto a la tubería que abastece de agua a la cercana central
hidroeléctrica. Ya desde el comienzo podemos contemplar una buena
muestra del camino y el paisaje que nos espera,
rodeados por las enormes moles de roca caliza que conforman estas
sierras. Durante el primer kilómetro de recorrido, observaremos a
nuestra izquierda la espectacular cerrada de Túnez, que se abre paso
a través de los farallones verticales del cerro de La Veleta,
mientras que a la derecha y junto al sendero encontraremos grandes
bloques de piedra, procedentes de los desprendimientos que se
producen en los riscos de Sierra Seca y que evidencian una geología
en constante movimiento. Nos hallamos ahora junto al río Castril . A
la izquierda una señal direccional nos indica el sendero de la
Empanada y a continuación a nuestra derecha el de Prados del Conde.
El río Castril es un enclave de enorme interés medioambiental, que
alberga un rico ecosistema de ribera. Gracias a la pureza de sus
aguas, es posible que veamos alguna trucha, nutria o garza real,
junto a mimbres, sauces y juncos, que durante los meses de verano
arrojan una fresca y agradable sombra.
En
unos minutos nuestro sendero llega junto a la acequia
que alimenta la pequeña central hidroeléctrica existente en
los cortijos del nacimiento que, unas veces en superficie y otras soterrada,
nos conducirá frente a las enormes moles calizas del cerro de los
Nacimientos y el cerro de la Puerca, situados a nuestra izquierda. De
esta manera llegamos al nacimiento del río Castril, interesantísima
surgencia kárstica de la que brota el agua con una presión y
cantidad notables, pudiendo alcanzar caudales de 12.000 l/s, y donde
sin duda merece la pena hacer una parada en el mirador.
Dejamos
atrás este magnífico rincón para situarnos, en menos de 300
metros, sobre una pequeña planicie desde la que podemos contemplar
las ruinas del cortijo Peralejo , con el valle del río Castril a
nuestras espaldas. A partir de aquí se abre ante nosotros un terreno
mucho más seco y árido, pues la naturaleza caliza de la zona hace
que el agua de lluvia se filtre rápidamente al subsuelo. Tras
atravesar el barranco de Marfil, llegamos en unos
minutos hasta el barranco de la Osa; ante nosotros se abre la
estrecha y empinada garganta de este barranco, por el que ascendemos
con la ayuda de los escalones y barandas de cable instalados
a tal efecto. La cueva de la Osa, ha sido utilizada desde hace mucho,
por pastores, cazadores y leñadores, como refugio de ahí el color
ahumado de sus techos. El recorrido por este enclave es corto pero
intenso y, tras 250 metros de camino, dejamos atrás las angosturas
rocosas para encontrarnos con un impresionante Tejo Milenario. Su
tronco de más de dos metros de diámetro y seis de perímetro y su
altura, superior a los diez metros, hacen de este árbol una
verdadera joya botánica.
Abandonamos
el Tejo Milenario para afrontar la empinada subida que nos llevará a
ascender por el cerro de la Puerca, donde podremos contemplar unas
amplias panorámicas del valle del río Castril junto con buena parte
del camino realizado. Así
llegaremos hasta los 1.535 metros de altura, máxima cota de este
recorrido a partir de la cual solo resta bajar. A los pocos minutos
de comenzar el descenso, nos topamos con el cortijo de la Puerca, aún
habitable y en buen estado de conservación. Cortijos como este eran
el eje central de la importante e histórica actividad ganadera de la
zona, que se remonta a tiempos inmemoriales. Retomamos nuestro
sendero para descender por un empinado cascajar en el que una
zigzagueante senda, sabiamente trazada, nos llevará a cruzar el río
Castril, donde tomaremos el ya conocido camino de vuelta hacia los
cortijos del Nacimiento. Se recomienda realizar el sendero en condiciones
meteorológicas favorables y por personas experimentadas, ya que en
algunas zonas el trazado puede resultar poco visible.”
Folleto del sendero
“Nacimiento del Río Castril”:
No hay comentarios:
Publicar un comentario