domingo, 22 de enero de 2017

CIRCULAR INVERNAL PUERTO DE TÍSCAR, COLLADO VALIENTE, PUERTO LORENTE, COLLADO ZAMORA, EL GARBANZAL, LA PASÁ DE BOSQUES (SIERRA DE CAZORLA) 21-01-2017



Ante ésta ola de frío siberiano (aunque al menos en ésta zona no creo que sea algo anormal para la época del año en la que estamos), y con las nevadas que han caído en casi todas las sierras béticas, Juan Antonio y yo decidimos a la hora de elegir una ruta no aventurarnos demasiado con el coche por pistas forestales que recorren el corazón de éstas serranías y siendo bastantes conservadores, descartamos realizar una ruta por la que camináramos por terrenos escarpados, fuera de caminos o senderos bien definidos. Era una oportunidad ideal para pisar nieve virgen, reciente, en polvo, de esa que es un placer pisar. Creo que dimos de lleno y acertamos con el recorrido.

El itinerario elegido es una circular que partiendo desde el Puerto de Tíscar llegara hasta Puerto Lorente y el Collado Zamora. Toda la ruta discurre por caminos y pistas en mejor o peor estado de conservación, pero en los que es siempre fácil seguir su continuidad, incluso con la manta de nieve que tenían encima. También hay que decir que durante todo el recorrido fuimos encontrando balizas de un sendero de pequeño recorrido (franjas blancas y amarillas), aunque desconozco de cual se trata, pues en el archivo de senderos de la Federación Andaluza de Montaña (F.A.M.) no figura. El regreso, desde el refugio de la Casa Forestal de Collado Zamora hasta el Puerto de Tíscar, se siguen las marcas del GR-247, en su etapa 12 y del mencionado sendero de PR.

Así como vemos, no es problemático realizar ésta ruta de forma total o parcial con nieve (nieve relativamente blanda, no hielo, pues eso sería otro cantar), no tendremos problema para caminar ni para orientarnos (siempre que en algunos cruces tomemos la dirección adecuada, claro está). Pero eso sí, la ruta es muy larga, más de 27 kilómetros, y algunas rampas de ascenso a la ida son muy fuertes. Ésto unido a las condiciones invernales de nieve, hacen que parte del recorrido sea muy fatigoso, motivo por el cual lo he calificado de difícil.

El coche lo estacionamos en el mismo Puerto de Tíscar, en la A-6206, (carretera ésta que une las localidades de Quesada y Pozo Alcón), entre los kilómetros 42 y 43, donde hay anchura suficiente para tal fin. Lo podemos estacionar si queremos en el anchurón de la pista donde comienza la Pasá de Bosques, ahorrándonos 1,3 kilómetros de tramo lineal de ésta ruta (2,6 kilómetros ida y vuelta), pero la nieve nos acobardo a la hora de meter el vehículo por ese pequeño tramo de pista y decidimos hacerlo andando.

Desde el Puerto de Tíscar, a 1.189 metros de altitud y siguiendo de momento el GR-247, caminamos por la carretera hacia el Este. A los 600 metros sale a nuestra izquierda una pista , la cual seguimos. A los 700 metros de salirnos del asfalto llegamos a una explanada y bifurcación de carriles. Es el lugar comentado e ideal para comenzar éste recorrido. Hacia la izquierda sale el carril que se introduce en la impresionante Pasá de Bosques, por donde discurre el GR-247 y por donde regresaremos a la tarde.

Ahora seguimos a la derecha, hacia el Noreste, por la pista más ancha. Ascendemos decididamente, al principio entre algunos cultivos de olivos y almendros. La pista tras algunas curvas se mete bajo los cortados de la cara occidental del Rayal. Llegamos a una puerta, que hay que dejar debidamente cerrada tras nuestro paso y en breves metros en una zona muy umbría a la Fuente de las Tres Pilas. La zona aunque nosotros no pudimos disfrutarla plenamente por la niebla, es impresionante. La pista va volada por una vertiginosa ladera, donde da respeto acercarse al borde de la misma.


Siguiendo en la misma dirección, ahora nos introducimos entre pinares y a la sombra de los sensacionales cortados septentrionales del Rayal. Pasamos junto a la Fuente de Pedro García y ahora hacia el Este descendemos al paraje del Nacimiento de Extremera. Aquí sale a la derecha un jorro, aunque nosotros seguimos por el carril que llevamos. Unos metros después hay una bifurcación de carriles y tomamos el de la derecha. Comenzamos ahora un fortísimo ascenso hacia Collado Valiente, donde en poco más de 2 kilómetros hay que superar casi 400 metros de desnivel.

Llegamos a Collado Valiente , un paraje de inigualable belleza, un lugar sin duda idílico, bajo la Nava Alta del Espino y entre grandes cumbres como son el Picón del Guante y el Aguilón del Loco o Cerro Villalta, los colosos de ésta cordillera tan emblemática para montañeros y conocida por su aspereza como los Agrios. Las vistas desde aquí son estupendas y un inmenso mar de nubes inunda las partes bajas de todo cuando abarca nuestra vista. Tan solo las altas cumbres de Sierra Mágina y Sierra Arana sobresalen del gaseoso mar, a modo de islas. Seguimos el carril, que desciende un poco para enseguida continuar ascendiendo y llegar en breves metros al punto más elevado de la ruta, el collado del Viso de la Nava, a 1.728 metros de altitud. Éste collado es un punto estratégico para ascender al Cerro Villalta (o descender de él) y recorrer la espina dorsal de los Agrios.

Continuamos por el carril, descendiendo a la gran dolina denominada Prao la Nava, donde hay un venero y restos de viejos tornajos de madera que en su día sirvieron de abrevadero al ganado que se acercaba a ésta fuente. Desde la fuente ascendemos brevemente al collado de Juan Fría, desde donde divisamos la cuerda del Gilillo. Bajo el Tranco Quiñones desciende el carril zigzagueando hacia el Norte y tras pasar por la fuente del Tejo (viejos tornajos de madera delatan su presencia) y ascender ligeramente, salimos a la pista forestal JF-7093 (une la Iruela y Quesada con el nacimiento del Guadalquivir, pasando por el paraje de El Chorro), muy cerca de Puerto Lorente.

Seguimos la pista a la izquierda, al Oeste, para en menos de 1,5 kilómetros llegar a la Casa Forestal de Collado Zamora, reconvertida en refugio tras la creación del macro sendero GR-247 Bosques del Sur, con el cual conectamos aquí. Como lo que resta de ruta coincide con la etapa 12 del GR-247 (solo hasta el Puerto de Tíscar, pues la etapa termina en Belerda), dejo aquí la descripción que hace la topoguía de la misma, que a buen seguro lo hace mejor que yo:





Larga etapa de 18 kilómetros en la que descendemos más de 700 metros de altitud para desplazamos a la zona más meridional del parque natural. En la parte inicial contemplaremos grandiosas vistas hacia las zonas de campiña, tanto de la provincia de Jaén como de Granada, así como los macizos montañosos de Mágina y Sierra Nevada. El paisaje es abrupto y escarpado, con grandes roquedos y paredones calizos que condicionan nuestro rumbo en todo el recorrido, dominando los bosques de pinares hasta el Puerto de Tíscar, y a partir de ahí veremos paisajes más humanizados.

La mayor parte de la etapa discurre por la tranquila pista forestal del Barranco del Garbanzal, construida fundamentalmente para sacar madera de estos bosques en el siglo pasado. Además de los pasos sobre el arroyo de Béjar, el arroyo de la Cueva de Jaén o Barranco del Moro y el río Extremera, nos resultará asombroso cruzar por la Pasada de Bosques, bajo las paredes verticales de los Picones de Fique, pista tan estrecha que apenas deja pasar un vehículo, que se convirtió en carril forestal hace más de treinta años gracias al perseverancia y tenacidad de un guarda forestal apellidado Bosques, que con imaginación y muchísimo trabajo de mampostería, consiguió ensanchar el antiguo camino de herradura para facilitar el acceso rápido en caso de incendio u otra necesidad y evitando así un importante rodeo.

En el Puerto de Tíscar podremos contemplar la Torre del Infante Don Enrique, atalaya cilíndrica del siglo XVI, con una puerta de entrada en alto para cumplir sus funciones de vigía sobre las tropas hacia el reino Nazarí de Granada. Más tarde, el Santuario de Tíscar con su atalaya, enclavados entre la Peña Negra y el Cerro del Caballo, nos trasladará, por un lado, a la tierra fronteriza que fue durante casi dos siglos a partir de la reconquista cristiana en 1319, y por otro, al fervor por la Virgen de Tíscar que sienten buena parte de los habitantes de Quesada y su entorno. Muy cerca encontraremos la impresionante Cueva del Agua, donde el agua del río Tíscar ha labrado la roca del monte Caballo, formando una gruta excepcional, de visita obligada.

Las aldeas de Don Pedro y Belerda, de tradiciones y costumbres muy arraigadas que perduran en el tiempo, están enclavadas entre riscas y peñas calizas y nos indican el final de una etapa llena de contrastes.


Se inicia esta etapa dejando la pista principal por la que hemos llegado hasta aquí y descendiendo por otra pista forestal bastante más estrecha en dirección sur. A los 100 metros encontramos una barrera que limita el acceso a vehículos a motor, la cruzamos y nos dirigimos hacia un barranco bastante profundo que cruza perpendicularmente. El suelo de esta ladera es bastante pobre, con afloramientos de roca que condicionan en gran medida la colonización arbórea. Aquí el pino laricio no tiene competidor alguno, retorciendo sus raíces entre las rocas para aferrarse a la vida.


Cruzamos este río de alta montaña, viendo a la izquierda uno de tantos diques construidos en estos montes para frenar la acción erosiva del agua. Encontraremos diferencias notables en la vegetación entre distintas laderas, aun a la misma altitud, lo que se debe a los diversos microclimas que se generan en función de la clase de suelo y de la orientación, que determina la luz que reciben y las temperaturas.


En una de las curvas por las que desciende esta pista forestal encontramos un rincón singular que nos llamará la atención porque es diferente a lo visto hasta ahora. Hay una valla que rodea un área de especial protección, a la derecha de la pista. Tanto dentro como fuera de la misma se encuentran ejemplares de especies más propias del norte de España que del sur, que contrastan con la vegetación que nos rodea y forman una pequeña isla botánica, aisladas al no encontrarse condiciones similares en varios kilómetros a la redonda. Además de arces, robles, bojes y madreselvas observaremos varios ejemplares de tejo, el árbol más longevo de Europa, de madera muy resistente, que en tiempos pasados fue muy apreciado en la fabricación de arcos y en la construcción naval, y que curiosamente tuvo un papel más que importante en época romana, al utilizarse su mortal toxina como veneno, ya que todas las partes del árbol son venenosas salvo la pulpa rojiza del arilo que rodea la semilla.


Después de disfrutar de unas excepcionales vistas sobre el pueblo de Quesada, Sierra Mágina, el Barranco de Béjar y el propio Collado Zamora, lugar de partida, dejamos a la izquierda un pequeño promontorio redondeado y sin vegetación arbórea, a 3,6 km del inicio. Bajo nosotros un barranco nos anuncia la cercanía del Arroyo de la Cueva de Jaén. Este lugar es ideal para observar una colonia de buitre leonado, que al otro lado del barranco encuentra en los estratos de un pliegue sedimentario los huecos y cornisas ideales para descansar y nidificar. Además de halcones y otras rapaces que habitan en todo el parque, en esta zona podemos con un poco de suerte contemplar el vuelo ágil y majestuoso de la mayor de nuestras rapaces, el águila real. Para la observación de aves es conveniente pasar lo más desapercibidos posible, por lo que no es conveniente salir de la pista. Son aves protegidas y los paredones verticales tienen gran importancia porque en ellas están sus puntos de nidificación


Continuando nuestra pista dejaremos dos carriles hacia la derecha antes de llegar al Arroyo de la Cueva de Jaén. A la izquierda impresionan los paredones verticales, detrás los cuales se ubica el Aguilón del Loco, a 1856 metros de altitud, cuyas aguas de deshielo nutren a este arroyo. Al otro lado de este arroyo la pista discurre bajo las buitreras que hemos visualizado anteriormente. Tras un buen trecho de caminar relajado llegamos, a 6,7 kilómetros del inicio, al Collado de la Hoya de los Corzos, donde descartaremos otra pista forestal que arranca hacia la derecha. A partir de aquí nuestro camino zigzaguea en descenso algo más acusado.


La vegetación ha cambiado drásticamente, apareciendo los pinos carrascos mezclados con encinas, coscojas, sabinas, enebros, y bojes. Llegamos al río Extremera, cuyas aguas cristalinas descienden desde el Barranco de los Arenales y el Barranco Extremera, situados ambos bajo el Picón del Guante, otra de las cimas de esta zona, para cruzar después por la Cerrada Extremera, situada a la izquierda de la pista donde nos encontramos. Deberemos vadear el río y descartar a los 100 metros otra pista en mal estado que sale a la derecha. A partir de aquí caminaremos paralelamente al cortado calizo que hay a la izquierda, mientras hacia la derecha los olivares nos marcan el límite del espacio protegido.


A 9,6 kilómetros del inicio, en un pequeño calvero del bosque, dejamos a la izquierda las ruinas de la casa forestal de El Garbanzal, de la que apenas queda algún pequeño murete. A escasos metros encontramos una bifurcación de pistas y debemos seguir la izquierda, para realizar uno de los tramos más espectaculares del sendero Bosques del Sur, la Pasada de Bosques, cruzando los Picones de Fique. Cuesta creer que por este camino puedan pasar vehículos, pues impresiona incluso caminando. Tras acercarnos progresivamente a la pared vertical caliza que mantenemos a la izquierda, el camino gana altura para cruzar por un portillo entre las piedras


Al salir del portillo encontramos otra barrera que limita el acceso de vehículos. Estamos en la loma de Los Picones y a la izquierda llama nuestra atención El Rayal, de 1834 metros de altitud. Unos pocos olivos y almendros frente a nosotros nos indican que hemos llegado a paisajes más humanizados. Llegamos a una pista más ancha que la llevada hasta ahora, en cuyo cruce deberemos seguir hacia la derecha en descenso hasta el kilómetro 12,3 de nuestra ruta, donde llegaremos a la carretera A-6206. Esta nos acompañará hacia la derecha durante 500 metros, ahora en suave subida.


Coronamos el Puerto de Tíscar a 1183 metros de altitud. Además de saciar nuestra sed en la fuente que allí existe, es visita obligada el Torreón del Infante Enrique, con su llamativa escalera metálica exterior de caracol. Se dominan desde aquí una grandes extensiones tanto de campiña como de sierra, dominadas por cumbres como el Rayal y el Caballo”











Comenzamos ésta larga caminata en el Puerto de Tíscar.

Ya sabíamos lo que nos esperaba: nieve, nieve y más nieve.

Puerta en la pista.

El Rayal.

Hicimos bien en elegir éste itinerario, pues con niebla y tanta nieve más vale ir sobre seguro.


Precioso recodo...

...donde se encuentra la Fuente de las Tres Pilas.




A pesar de la niebla disfrutamos de lo lindo de lo poco que veíamos.


Impresionantes paisajes invernales.

Juan Antonio disfrutando como un niño pequeño.

Al fondo Collado Valiente, hacia donde nos dirigimos.

Ésto bien podría ser un paisaje de otras latitudes más septentrionales.

Fuente de Pedro García.


El Nacimiento de Extremera.


Estado del carril...

...por donde estamos caminando.

Sierra Mágina emerge del mar de nubes.

Soberbio regalo para nuestras retinas.

Cumbre del Rayal.

Mágina entre laricios.





Barranco de los Arenales.

Cruce de carriles cerca de Collado Valiente.

Aristas del Picón del Guante.

El formidable Rayal.

Sierra Arana, en tierras Granadinas.


Collado Valiente.


Aguilón del Loco desde Collado Valiente.


Idílico paraje éste de Collado Valiente.

Aguilón del Loco o Cerro Villalta, el más elevado de la Cordillera de los Agrios.

Foto de Juan Antonio.

Aunque ninguna foto refleja lo que vimos, no puedo dejar de fotografiar a Sierra Mágina.


Juan Antonio en Collado Valiente.

Rayal y Collado Valiente desde el Viso de la Nava.

Nubes lenticulares sobre Mágina.




Collado del Viso de la Nava.

Picón del Guante y Rayal.


Juan Antonio en el Viso de la Nava.

El Prao de la Nava.


Fuente del Prao de la Nava.

Prao de la Nava desde el Collado de Juan Fría.

Collado de Juan Fría.

Collado de Juan Fría.

Descendemos bajo el Tranco Quiñones.


Fuente del Tejo.

Salimos a la pista JF-7092, cerca de Puerto Lorente.

Collado de Juan Fría y Tranco Quiñones.

Aguilón del Loco, Picón del Guante y Rayal, la Cordillera de los Agrios.

Refugio de la Casa Forestal de Collado Zamora.

Interior del refugio, habilitado con la creación del GR-247.


Seguimos el GR-247, en su etapa 12.

Parte trasera de la vieja casa forestal.



Puente sobre el río Béjar, en el Rosalejo.

Arroyo de la Cueva de Jaén.

Río Extremera.

Lo poco que queda de la Casa Forestal del Garbanzal.

Escarpados riscos que no pudimos disfrutar plenamente por la niebla.

En el Garbanzal tomamos el estrecho carril de la izquierda...

...y que nos llevará a la Pasá de Bosques.



La Pasá de Bosques.

Impresionante camino ensanchado sobre un viejo camino de herradura.

Aún así es muy estrecho, pero por aquí han pasado vehículos.





Los Picones de Fique.

Cartel que indica el inicio de la Pasá de Bosques, si lo hacemos en sentido contrario a como lo hemos realizado.


Zona de Tíscar.

Fuente de las Carboneras, justo enfrente del Puerto de Tíscar, donde concluimos éste precioso e invernal recorrido.










2 comentarios:

  1. Gracias por las fotos tan estupendas, como siempre. Me imagino que la sierra que has enfocado entre nubes es la de Castril o Sierra Seca. Al menos ha nevado en la Sierra de Cazorla, mientras que S. Mágina continúa a la espera de las borrascas atlánticas. Enrique (Granada).

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    1. Gracias Enrique.
      Aún no me había dado tiempo a comentar las fotos y aclarar que es lo que se ve en ellas o desde donde están tomadas. Las montañas que se ven sobresalir del mar de nubes es precisamente Sierra Mágina. Otras que se ven a lo lejos es Sierra Arana, en tu tierra.

      Gracias de nuevo y saludos.

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